Bosque nativo y suelos agrícolas son los más complejos de recuperar
En los cultivos, por ejemplo, se requiere invertir en obras de riego y nutrientes. Tareas de recuperación deben comenzar antes que lluvias erosionen los terrenos.
Por más de 35 años, los investigadores de Ingeniería Forestal de la U. de Chile han estado analizando un pequeño bosque de roble maulino o hualo (Nothofagus glauca), especie endémica, cerca de Santa Olga, una de las localidades de la Región del Maule afectadas por los incendios forestales. Con 60 años, había sobrevivido a la llegada de la industria forestal, a la extracción de leña y la agricultura, y se recuperaba, ya estaba en proceso de reciclaje de nutrientes, captura de carbono y regulación del régimen hidrológico. Hoy no saben si sobrevivió, pero es una prueba de lo largo que puede ser el proceso de recuperar un bosque.
Eso debería ocurrir en más de 40 mil hectáreas de bosque nativo quemadas en lo que va de temporada, según Conaf. A ello se suman más de 400 mil has de cultivos forestales, agrícolas y suelo urbano. Todos recuperables, pero con tiempos y procesos distintos.
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El más sencillo es el suelo urbano. De no haber basurales afectados, no requiere más que volver a darle su anterior consistencia, aunque sí debería tomarse en cuenta la cercanía con el bosque a la que pudieran quedar las casas. "No es llegar y poner casas en cualquier lugar. Lo que ha ocurrido es que las forestales plantan hasta los límites de sus predios y muchas veces llegan al límite de poblaciones rurales, eso no puede seguir pasando", dice Cristian Frêne, coordinador científico de la Red ltser-Chile, del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB)
En términos generales, con los bosques y cultivos agrícolas es necesario realizar una evaluación de qué sobrevivió y qué tan afectado está el suelo, porque si el daño fue leve incluso podría recuperarse solo. Pero si la degradación fue muy intensa el sistema no lo logrará de manera natural y necesitará acciones físicas, como movimientos de tierra, generación de nuevos espacios y zanjas de infiltración. "Uno evalúa el grado de degradación y en base a eso analiza el grado de intervención a efectuar", dice Juan Pablo Fuentes del departamento de Ingeniería Forestal de la U. de Chile. "Si queda bastante materia orgánica, tiene más probabilidades de recuperarse, si se quemó todo lo que cae en los suelos hay que agregar materia orgánica encima", agrega Sonia Reyes del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable.
En los cultivos frutales o viñas, por ejemplo, hay que cambiar los sistemas de riego y esperar un tiempo para ver qué ocurrió con el suelo. Como es un cultivo más superficial, "al principio quizás los nutrientes van a quedar, pero puede que las posteriores lluvias generen erosión. En otros sectores habrá que hacer alguna práctica cultural, aradura, para evitar que el suelo se erosione", dice Fuentes.
"El problema más grande que se puede presentar es la erosión (viento o lluvia) y lo que tenemos que hacer es lo antes posible cubrir el suelo con vegetación", dice Jean Pierre Lasserre, gerente de tecnología y planificación de CMPC-forestal Mininco. En el caso forestal, señala, si se trata de plantaciones jóvenes pueden volver a plantar inmediatamente, lo mismo u otra especie, incluso sin hacer actividad en términos de preparación de suelos.
Distinto es el caso del bosque nativo, que primero requiere una evaluación de nivel de daño y si el suelo y la vegetación tienen capacidad de regenerar solos. "Es necesario enriquecer con nuevas plantas para que vuelva a tener la cobertura del bosque original", agrega Lasserre. Lo mismo recomienda Reyes. "Nunca se planta sólo árboles, hay que poner una mezcla de plantas que en conjunto van recuperando el suelo", dice. En lo que no está de acuerdo es que en los forestales se pueda plantar de inmediato. "Los suelos agrícolas, probablemente son más fáciles de recuperar, son más ricos, tenían más minerales, pero los forestales son más difíciles porque son más secos, casi no tenían humedad propia y probablemente todo se quemó", señala.
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