Brasil prepara plan de emergencia para enfrentar eventual escasez de combustible

El consumo récord de gasolina, que este año pasará de los 30.000 millones de litros y la falta de capacidad interna de producción de gasolina y etanol, son algunos factores que podrían generar una falta de combustibles a corto plazo.<br>




El gobierno brasileño está en alerta ante una eventual falta de combustibles en el fin de año y para enfrentar la posible contingencia montó un plan de emergencia, según informó hoy la prensa brasileña.

El Ministerio de Minas y Energía, la reguladora Agencia Nacional del Petróleo, Gas y Biocombustibles, la estatal petrolera Petrobras y representantes de la cadena de producción y distribución comenzaron a trazar el plan desde octubre, de acuerdo con el diario Folha de Sao Paulo.

La ampliación de la capacidad de transporte y de almacenaje de combustibles será la prioridad en este mes, señaló al periódico el presidente de la Unión de la Industria de la Caña de Azúcar (Unica), que reúne a los productores de etanol, Antonio de Pádua Rodrigues, quien participa de las reuniones.

El consumo récord de gasolina, que este año pasará de los 30.000 millones de litros; la falta de capacidad interna de producción de gasolina y etanol, el aumento de la demanda en noviembre y diciembre y problemas de transporte y almacenaje fueron apuntados como las causas de una posible falta de combustibles a corto plazo.

El aumento del consumo de gasolina obedeció también a la falta de oferta de etanol en el mercado por la reducción de producción del biocombustible, que además es mezclado obligatoriamente al fósil entre un 20% y 25%.

Esa situación llevó a que Petrobras triplicara hasta septiembre la importación de gasolina, elevando la compra del combustible a 2.400 millones de litros y los cálculos para los próximos cinco años son de que el 20% del consumo brasileño sea abastecido por otros países, según la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).

Estados del norte y la Amazonía, como Pará, Amapá, Maranhao, Ceará, Paraiba y Río Grande do Norte reciben el combustible en navíos marítimos, pero la infraestructura portuaria es precaria en muchos de esos lugares, lo que encarece el precio.

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