Brasil revive su peor tormenta política

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El Presidente Michel Temer descartó su renuncia tras negar su participación en el presunto soborno pagado a un ex aliado preso. Pero al igual que con Rousseff, el fantasma del impeachment cobra más fuerza.




"No renunciaré, repito, no renunciaré... Sé lo que hice". Poco después de las 16.00 de este jueves, en un mensaje televisado a todo el país desde el Palacio del Planalto, el Presidente brasileño Michel Temer rechazaba así de plano la posibilidad de dejar el cargo. Ello luego que el diario O Globo destapara un nuevo escándalo la noche del miércoles tras revelar que el mandatario había sido grabado apoyando pagos al ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, para que no confesara supuestos hechos de corrupción.

"No compré el silencio de nadie, siempre honré mi nombre y nunca autoricé utilizar mi nombre indebidamente", prosiguió el mandatario, que asumió el 12 de mayo de 2016, hace un año, tras la salida anticipada de la ex Presidenta Dilma Rousseff tras un impeachment que el propio Temer impulsó. "No solicité que eso (soborno) ocurra", aseguró el gobernante, alzando la voz y golpeando el podio con su índice. Sin embargo, sí reconoció el encuentro con el empresario Joesley Batista, dueño de la mayor empresa cárnica del mundo, JBS.

A través de un comunicado, Planalto dijo que Temer se reunió con Batista el 7 de marzo. Según el artículo de O Globo, el empresario grabó secretamente las conversaciones con Temer y el senador del PSDB Aécio Neves y se las entregó a las autoridades como parte de su acuerdo judicial.

Temer demandó una "investigación muy rápida" de la denuncia y dijo que podrá "demostrar" su inocencia. Sin embargo, dos horas antes de su pronunciamiento la prensa local informó que el Supremo Tribunal Federal abrió una investigación en su contra por las acusaciones de que aprobó el soborno de un potencial testigo en la extensa pesquisa por corrupción de Lava Jato. Además, un juez aprobó un testimonio de un acuerdo de culpabilidad y una grabación en la que supuestamente aparece Temer conspirando para obstruir la justicia con Batista. La medida permite a la corte hacer público el testimonio y la grabación, lo cual se hizo efectivo al final del día. "Tiene que mantener eso, vio", le dice Temer a Batista en uno de los audios, en alusión a los pagos a Cunha, artífice de la caída de Dilma.

La policía federal intensificó sus investigaciones y cercó a los aliados de Temer. Funcionarios en la ciudad de Curitiba allanaron la casa del diputado Rodrigo Rocha Loures, un confidente de muchos años de Temer y miembro del PMDB que está acusado de recibir sobornos en nombre del mandatario. Según O Globo, Rocha Loures ofreció a Batista nominaciones en organismos como el Banco Central y la Fiscalía de Hacienda Nacional, en los cuales el empresario necesitaba que personas en "posiciones claves" lo ayudaran a destrabar negocios del grupo J&F.

De ser confirmadas, las acusaciones podrían resultar devastadoras para Temer, cuyo gobierno se ha tambaleado de crisis en crisis desde que asumió la Presidencia hace poco más de un año, señaló The Associated Press. Cunha encabezó el juicio político que llevó a la destitución de Rousseff y al ascenso de Temer, quien para ese entonces era Vicepresidente. Cunha, el "Frank Underwood" brasileño, fue sentenciado a 15 años de cárcel por corrupción.

A juicio de la columnista del diario O Estado de Sao Paulo, Andreza Matais, "al rechazar la renuncia, Temer comienza a trazar el mismo camino de Dilma Rousseff". "No se me ocurre cómo Temer puede sobrevivir esto", comentó David Fleischer, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Brasilia. "Hay demasiada gente en contra de él", agregó el analista.

"La caída de Temer va a ser más rápida que la de Dilma. Tal vez él renuncie al cargo de aquí a poco tiempo más. Si eso no sucede, la fórmula Dilma/Temer será sometida a casación por el Tribunal Superior Electoral. Difícilmente habrá necesidad de pasar por un nuevo proceso de impeachment", comentó a La Tercera Sylvio Costa, fundador de Congresso em Foco, un grupo que vigila y rastrea la corrupción legislativa en Brasil.

Sin embargo, el diario Folha de Sao Paulo informó que Temer ya enfrenta, al menos, ocho pedidos de impeachment y varios partidos, incluyendo algunos que votaron por la destitución de Rousseff, se aprestan a pedir el mismo tratamiento contra Temer, que se propone entregar el mandato a quien gane las presidenciales de octubre de 2018.

La presión contra Temer aumentó tras los reportes de que ministros del gabinete pertenecientes a dos fuerzas aliadas dieran fuertes señales de abandonar el gobierno. Se trata del PSDB, del ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), y del Partido Popular Socialista (PPS). El ministro de Cultura, Roberto Freire, miembro de esta última colectividad, solicitó su dimisión, informó O Estado de Sao Paulo.

A su vez, el propio Cardoso afirmó en su cuenta Facebook que si Temer carece de argumentos convincentes para defenderse "tendrá el deber moral de facilitar la solución, así sea con la renuncia". El mismo pedido que anoche formulaban miles de manifestantes en protestas desarrolladas en varias ciudades del país.

"Hay bandos que están dejando su base, ministros abandonando el gabinete. Aun si las grabaciones no muestran algo tan terrible, no se puede dar marcha atrás", afirmó a The Associated Press Claudio Couto, profesor de Ciencias Políticas en Fundación Getulio Vargas. "Si Temer no cae, encabezará un gobierno muerto en vida", agregó.

¿Y cómo afecta esta crisis a la oposición? "Lulistas y dilmistas están, obviamente, muy animados con todo lo que está pasando. Pero no es posible decir que Lula y Dilma se beneficiarán de hecho con la caída de Temer. Ello porque ambos están sumergidos hasta el pescuezo en la misma crisis que ahora alcanza a Temer de forma mortal", dijo Costa.

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