Capitán rabietas
A Johnny se le ha visto molesto y agitador este semestre. Poco líder. No arropa a De Paul, casi no habla con sus compañeros, se victimiza en las declaraciones. Los resultados tampoco lo acompañan. La cúpula de Azul Azul empieza a hartarse. Hoy vuelve al once.
Johnny Herrera no está llevando muy bien 2016. Justo el año en el que le llegó la responsabilidad de lucir la jineta de capitán, ser el mandamás del camarín. Pero el cargo lo ha ejercido como un líder silente, lejano y aislado. Más preocupado del yo que del nosotros. Este semestre se le ha visto particularmente molesto. Indispuesto. Dolido con la dirigencia y alejado de sus compañeros, mucho más de lo que habitualmente acostumbra. "Anda en la suya y no pesca mucho", dicen desde el plantel a La Tercera.
Hay un claro ejemplo que incluso no entienden algunos cercanos al staff técnico: Con casi cuatro meses en el club y habiendo atajado en momentos de crisis (con dos clásicos universitarios de por medio), Herrera aún no le da un sólo consejo a Fernando de Paul, su reemplazante bajo los tres palos. "Es insólito que eso no haya ocurrido", dicen en el CDDA. Porque si bien no hay una mala relación e incluso han existido conversaciones en algunos entrenamientos, lo que esperan de Johnny es otra cosa: "Que esté encima de todos y más de Fernando, porque además de ser el capitán es un arquero de altísimo nivel que podría enseñarle mucho".
Pasa que en el búnker estudiantil apuestan a que el argentino nacionalizado chileno será el arquero del futuro, lo que les preocupa aún más. A De Paul, eso sí, no es al único al que no le presta mucha atención. Con los juveniles ocurre algo similar.
En el equipo de colaboradores aportan más datos del Herrera fastidiado. Dicen que este semestre no acudió a los partidos de visita en los que no pudo acudir por lesión. "Lógicamente sería un aporte que estuviera antes de cualquier partido", señalan en el plantel. De hecho, cuentan que sólo fue al choque ante Everton en Viña del Mar. Coincidentemente, el meta tiene un departamento en la Ciudad Jardín, además de varios conocidos que dejó luego de su paso por la institución oro y cielo entre 2007 y 2008. Eso agravó, de hecho, que días antes no se apareciera por San Carlos de Apoquindo para el duelo ante la Universidad Católica por Copa Chile. Al cuerpo técnico le molestó. Dolió, incluso. Fue el hecho que gatilló que la dupla a cargo del equipo se alertara.
Lesionado y de lejos
De concentraciones ni hablar. Es que este semestre se la ha notado particularmente ido. "En otras oportunidades igual se aparecía por el hotel cuando no podía estar en los partidos", cuentan desde el club. Algunos dicen que la respuesta está en que le pegó sobremanera la mala campaña con Beccacece. Que el rotundo fracaso lo dejó de mal humor. Que se esperaba algo similar a la época de Sampaoli.
En el cuerpo técnico decidieron tomar cartas en el asunto a raíz de lo mismo. Lo ven, según cuentan en su círculo, "desenfocado". Por eso pactaron hablar con él para "traerlo de vuelta". Le dijeron que querían "su mejor versión". Víctor Hugo ya había advertido que a Herrera se le notaba incómodo. "Le manifesté que veníamos a tratar de sacarle responsabilidades a él. Asumía cosas que nadie asumía en el plantel", dijo VH en su momento.
Al DT no le ha sido fácil acercarse al portero, para quien su relación -y admiración-, es mucho mayor con Musrri. "Lo tuve como capitán y para mí lo sigue siendo", espetó el angolino cuando se enteró que volvía al club. Las loas son mutuas. Hace pocos días, Lucho declaró: "Johnny es el jugador más emblemático que hoy tiene la U".
Herrera no lo ha pasado nada bien en 2016 (ya en el selección, fue de los que no acudió a los festejos con el público por la Copa América Centenario pese a estar en Santiago). En su entorno dicen que incluso se cuestiona haberse quedado en la tienda universitaria. Que pudiendo haber tenido una última oportunidad de partir al extranjero no lo hizo por expresa petición de dirigentes y los distintos cuerpos técnicos, arriesgando en más de una oportunidad el físico. Y públicamente se ha quejado por el trato de la dirigencia, que también está hastiada con el golero. "No puede estar mandando mensajes constantemente por la prensa. No corresponde", dicen desde la cúpula de Azul Azul.
Las disputas entre ambas partes no son nuevas. En el último capítulo reclamó por la poca valoración que los dirigentes han hecho a sus sacrificios físicos y monetarios al permanecer en la institución. Herrera quedó dolido cuando las partes se trataron de acercar para una renovación de contrato que el arquero esparaba fuera por un periodo más extenso.
Ahí comenzó a reflejar todas esas molestias en el Centro Deportivo Aazul, privilegiando su físico, distinto a otras oportunidades cuando jugaba a pesar de cualquier cosa. Y aunque sigue como capitán, muchos prefieren no acercársele. Hoy Johnny vuelve al arco. Quizás eso lo calme.
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