Cardenales y obispos conservadores expresan alivio por texto final del sínodo

El encuentro dejó en evidencia las diversas posiciones que existen en el seno de la Iglesia Católica.




El sínodo que reunió a obispos de todo el mundo para hablar de la familia y que concluyó el sábado dejó en evidencia las diversas voces que existen en el seno de la Iglesia Católica en temas que generan controversia como los de los divorciados, de los homosexuales y los matrimonios entre personas del mismo sexo. De esta forma, en el encuentro en Roma se reflejó el amplio abanico de opiniones. Sin embargo, la voz de los prelados más conservadores logró frenar en el documento final Relatio Synodi algunos conceptos que habían tomado fuerza en las discusiones. Así, en los temas de la homosexualidad y los divorciados que se vuelven a  casar,  abordados en tres párrafos del documento, no se logró el consenso necesario de dos tercios de los votantes para aprobar esos puntos.

Uno de los más críticos fue el cardenal estadounidense Raymond Burke, quien incluso dijo en una entrevista el viernes que el Papa Francisco "no es libre para cambiar las enseñanzas de la Iglesia con respecto de la inmoralidad de los actos homosexuales o la indisolubilidad del matrimonio o cualquier otra doctrina de la fe". El cardenal que era desde 2009 prefecto del Tribunal Superior de la Signatura Apostólica dejará ese cargo y asumirá como jefe de la Orden de Malta.

El cardenal Velasio de Paolis, presidente emérito de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede, aseguró que en este sínodo "hubo un error de enfoque" y que "había demasiada carne en el asador; se comenzó sin certezas, pero no se puede discutir sobre todo: la Iglesia custodia una verdad de la que no se puede disponer", según declaró en una entrevista con el medio Vatican Insider. Además, cuestionó que se discutiera de todo "como si tuviéramos que volver a fundar todo" y sostuvo que "la Iglesia debe comunicar una verdad recibida desde lo alto, y no acontentar las orientaciones de la opinión pública".

Por su parte, el obispo de Poznan y presidente del episcopado de Polonia, Stanislaw Gadecki se mostró satisfecho del documento final del sínodo, y su alejamiento del texto elaborado en medio del debate interno. Gadecki, entrevistado por una radio de su país, dijo que él y otros prelados consideraban que el documento intermedio estaba "fuertemente ideologizado, porque veía más el lado sociológico que el lado teológico", pero sobre todo porque "algunas de sus tesis parecían invertir la enseñanza de la Iglesia". Sin embargo, sostiene el obispo de Poznan, se terminó en un texto "mucho más serio" y que en definitiva en la reunión en el Vaticano "no hubo nada revolucionario".

Pese a lo reflejado en el texto final, el cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila y una voz muy distinta a las anteriores, descartó que eso sea una derrota de los sectores llamados "progresistas" y sostuvo que el tema de la posible admisión a los sacramentos a los divorciados y vueltos a casar "sigue abierta". "Este sínodo extraordinario era solamente una etapa en el camino" y ese aspecto aparece claramente en las conclusiones aprobadas el sábado.

El cardenal alemán Walter Kasper, principal promotor de dar la comunión a los divorciados vueltos a casar, negó estar disconforme porque el tema no alcanzó el apoyo de dos tercios de los votos en el encuentro. "No estoy desilusionado por el resultado del sínodo", dijo a la agencia Ansa. "Pienso que en el sínodo hubo una discusión libre, abierta, realista. Es un debate, ahora se irá al próximo año. Estoy calmo, tranquilo. Nadie esperaba una respuesta a este tema", agregó Kasper.

El Papa Francisco quiso dejar claro el sábado que en el sínodo no se había puesto en entredicho la "verdad fundamental" del "sacramento del matrimonio: la indisolubilidad". Y recordó que su papel como líder de la Iglesia Católica es el de "garantizar la unidad".

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