Caseritas: Feminismo puertas adentro
Dos amigas que reivindican quedarse en la casa como una forma de feminismo a través de un podcast que refleja lo que siempre hacen cuando están juntas: hablar de todo lo que les está pasando desde que tuvieron hijos.
Cada vez que pueden, acompañadas de hijos y mascotas, Eleonora Aldea (33) e Isidora Urzúa (30) se juntan en la casa de la segunda, a disfrutar de una taza de té y dar rienda suelta a sus conversaciones sobre los cambios que experimentan las relaciones de pareja tras el parto, de sexo, amistad, la aceptación del cuerpo o de lo difícil que puede ser equilibrar trabajo y familia.
Todo queda registrado en su podcast Caseritas, que dura poco más de una hora, no tiene pauta predeterminada ni estructura, y es más bien una suerte de desahogo en clave de humor de dos amigas con hijos chicos y maridos. Se llama así, porque Caseritas es el nombre que refleja sus vidas, ambas trabajaban desde la casa y una vez que llegaron los hijos decidieron seguir así. Eleonora es diseñadora gráfica, hace clases de lettering, saca fotografías, escribe y este miércoles lanzó su primer libro llamado Especimen, en el cual relata sus experiencias con la vida, la maternidad y ser mujer. Isidora es periodista, hace pegas freelance de locución, lee el tarot y su gran pasión es la radio, tiene su programa Delivery en Súbela Radio y Viva Chile en radio La Clave. Quizás nada refleja mejor lo que les está pasando en su vida que la periodicidad de su programa: empezó hace un año y medio y tiene sólo 22 capítulos disponibles en SoundCloud porque entre partos, posnatales, casas y trabajos, nunca consiguen reunirse para grabar con la frecuencia que quisieran.
Aun así han ido formando una comunidad de seguidoras. Parte de la gracia es que tienen aproximaciones distintas al momento de la vida en que están. Isidora es mamá de Bruno de un año y tres meses, y planea tener dos hijos más (si es que su marido también quiere) porque siempre quiso ser mamá. "Yo, en cambio, no", dice Eleonora, que es madre de Leopoldo (9) y Félix (3), y explica: "Soñaba con ser escritora, viajar por el mundo, vestirme de negro, ser misteriosa, libre y juvenil. Todo lo contrario a mi mamá que era dueña de casa. Pero me rebelé, me fui de Viña del Mar a vivir y trabajar en Santiago, quedé embarazada y ahí nomás llegué".
Isidora la interrumpe para aclarar que su segundo hijo fue planificado y Eleonora continúa explicando: "Sí, el Félix fue a voluntad absoluta. Conocí a Cristóbal, me enamoré, nos casamos, lo tuvimos y así llegué al caserismo. Pero a diferencia de la Isi, que es mucho más entregada, para mí es algo que todavía me tira para el otro lado. Tengo muchas aspiraciones para mí sola. Todavía no logro asumir mi rol de que soy la mamá en esta familia, vamos todos juntos para acá y la felicidad mía es la de todos. Estoy todo el rato peleando con eso".
Todo eso se nota en el podcast. Eleonora no plancha ni lava ni cocina ni limpia la casa, en cambio Isidora es la que da datos prácticos hogareños. "Me encanta la casa. De repente me gustaría ser como Martha Stewart. Pero no puedo aspirar a eso porque no he abandonado la vida profesional, me gusta caleta, me realizo y no voy a dejar de hacerlo. Entonces tengo que ser mediocre en las dos cosas nomás", dice y su amiga acota rápido: "Por ahora". Luego se produce un diálogo entre ellas que bien podría ser parte de su programa.
-"Me acuerdo que en un momento cuando el Bruno tenía como seis meses y debía volver a trabajar me daba un poco de vergüenza...", dice Isidora.
- "¿Ser mamá?", le contesta Eleonora.
-"No. Admitir lo mucho que me gustaba ser mamá".
- "A mí igual me pasa", confiesa Eleonora: "De repente en situaciones cuando hay gente que no tiene hijos, hablar de los tuyos es, como bueno...".
- Claro, como que ser mamá no es bacán, es ser prehistórico. Sientes que te dicen algo así como '¿Por qué querís ser mamá? Si estudiaste periodismo, por qué no eres Raquel Correa'. Es una cosa más bien millennial, tiene que ver con las exigencias de nuestra generación. Pero esa vergüenza la fui superando. Mi revolución viene desde la casa y eso me enorgullece mucho".
Ambas dicen que han aprendido a conjugar la maternidad y la vida en la casa con el feminismo. Para Isidora ha sido empoderarse de su proceso y aprender sobre la maternidad consciente. Y para Eleonora tener un marido feminista y tener la conciencia de que debe criar a sus hijos de acuerdo a sus ideales y creencias la ha ayudado a ser mejor feminista.
¿Hay una contradicción entre el feminismo y ser dueña de casa?
Eleonora: Sipo, la contradicción más grande del feminismo sería tener hijos y casarse. Pero nosotros pensamos que no.
Isidora: Yo la maternidad consciente la estudié, me gusta el dato duro. Mi biblioteca está llena de cosas de maternidad y cuestioné todo, a mi doctora, a mi ginecóloga porque quería empoderarme de todo, desde mi parto hasta mi manera de alimentar a mi hijo. Para mí el feminismo se ha dado en volver a lo carnal en una primera etapa, que es esta la del parto y ha sido empoderarme de esos espacios.
¿Qué opinan sus mamás de Caseritas?
Eleonora: A mi mamá le encanta. Se ríe y está un poco curada de espanto porque siempre hablamos de ellas. Siempre volvemos a ellas porque como fueron con nosotras es como somos como caseritas. Mi mamá fue full dueña de casa y poder reivindicar el caserismo lo encuentro la raja.
Isidora: A la mía también le gusta, pero le asusta. Tiene un deseo secreto de que me transforme en una versión femenina de Fernando Paulsen. Siempre considera que me estoy perdiendo en lo que hago.
Se quejan, eso sí, de que nadie les habló sobre cómo es realmente criar niños. "La maternidad es esa mamá de los comerciales que le pasa el dedo por el poto al hijo cuando lo está mudando. Eso no pasa en la vida real porque te queda la mano llena de caca. Nadie cuando quedé embarazada me dijo es lo más difícil que vas a hacer en tu vida. Olvídate del álgebra lineal, eso era fácil, ¿cuadrados de binomio?, fácil ¿cambiar pañales a las tres de la mañana? 'Not so fácil'. Detrás del Caseritas también está lo abrumadora que puede ser de repente esta tarea, y como no tenemos que ser perfectas. De eso es de lo que yo aspiro a hablar", dice Isidora.
Uno de los capítulos trató sobre la salud mental, lo que fue muy importante para Eleonora porque hizo pública su depresión. Mucha gente les agradeció hablar así. "Siendo mamá y estando en la casa, es muy fácil volverse loca en esa situación de poco control", dice Eleonora, y agrega que hay gente que no le toma el peso necesario.
Algo que las une es que las dos tienen sólo hijos hombres, lo que consideran que es un desafío en estos tiempos. "Hay una pega gigante que hacer: criar hombres. Es bacán siempre estar desafiándolos, dándoles espacio para que lloren, así como de crianza un poco consciente", dice Eleonora y agrega que: "Hemos hablado que el camino al feminismo está pavimentado de contradicciones, muchas veces uno se encuentra diciendo, pensando, o creyendo cosas que son profundamente no feministas, pero que las tienes arraigadas. Tener hijos ha sido sacarme todas esas ideas más viejas y tratar de criarlos desde el feminismo, y eso es algo que se va haciendo todos los días".
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