Caso de jóvenes quemados pone en jaque gestión de Peña Nieto
Hasta ahora el mandatario mexicano ha sido blanco de críticas por su lento actuar en el caso de los 43 desaparecidos en Iguala.
El gobierno del Presidente mexicano Enrique Peña Nieto vive uno de sus peores momentos y ha sido blanco de críticas por su gestión en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en septiembre. La crisis sólo empeoró el viernes, con las declaraciones de las autoridades, que confirmaron que los jóvenes fueron quemados y sus cenizas lanzadas al río por la policía. El periódico británico Financial Times dice que aunque en dos años Peña Nieto "se ha convertido en maestro de la narrativa política controlada, ha despertado tardíamente al poderoso mensaje de Iguala".
Las familias de las víctimas que se mostraron indignadas por la falta de pruebas concretas y exigen a las autoridades que se compruebe científicamente que los restos localizados correspondan a los jóvenes. Sin embargo, al tratarse de estudios de "ADN mitocondriales" que son "complicados por la extrema calcinación de los restos", no hay fecha definida para la entrega de los resultados, reconoció el fiscal general, Jesús Murillo. Pero los padres prometieron "no bajar la guardia", y la noche del viernes finalizaron una velada en la sede la fiscalía, donde pintaron en la fachada: "Ya me cansé del miedo".
El crimen, que ha sido calificado por Human Rights Watch como "uno de los más graves registrados en la historia contemporánea en México y América Latina", ha supuesto la peor crisis desde que Peña Nieto asumió el poder en 2012. Pese a ello, el mandatario decidió continuar con su recortado viaje por China y Australia para participar en cumbres económicas. Los padres lo consideraron una falta de sensibilidad, mientras que el ex oficial de inteligencia mexicana Alejandro Hope, se mostró suspicaz de que las últimas revelaciones fueran anunciadas antes del viaje de mandatario. "A mi me parece que hay un intento de administrar los tiempos. Se guardaron información por razones que tienen más que ver con tiempos políticos", dijo Hope a AFP.
Considerando que este caso que conmocionó al mundo ya escapa de promesas como las de Peña Nieto de hacer justicia, para el historiador Lorenzo Meyer, ahora "lo importante es cómo va a reaccionar la sociedad mexicana. ¿Va a seguir tan apática como por años lo fue? ¿Tan acostumbrada a que así son las cosas?", se preguntó.
El gobierno teme por la radicalización que puedan tener grupos extremistas armados en el país. Los maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero ya amenazaron con radicalizar sus protestas hasta la quema del palacio de Gobierno de Chilpancingo en Guerrero, mientras que grupos rebeldes que tuvieron su auge en los 60 y 70 han resurgido en esa región.
En esta crisis, Peña Nieto pone en juego su reputación para sus últimos cuatro años de gestión. Según The Economist, "si es capaz de reaccionar a los acontecimientos, cambiar la estrategia de seguridad y comandar la nueva agenda política, Peña habrá demostrado a sí mismo ser un político mucho más importante de como ahora se ve".
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