Cercanía y buen trato al cliente, claves en emprendimiento alimenticio

Para quienes gustan de la buena cocina, entrar a La Granjita es llegar a la bodega soñada. Puedes encontrar desde un simple huevo hasta lentejas de Irán, pasando por un queso de oveja de la ciudad argentina de Córdoba o una especial mermelada de pétalos de rosa de Valdivia. Y el secreto no sólo está en el surtido, sino que además en la atención.

"Acá la gente no tiene un número, llamamos a nuestros clientes por los nombres, trato de recordarme de todos ellos. Acá hay una libreta de fiado que ya no se estila, y eso a nosotros nos dio buen resultado", cuenta Graciela Candia, que junto a su marido -José Sologuren- han instaurado un modelo de negocio basado en "la cercanía, la fidelidad, y la cordialidad con la gente".

MODELO DE NEGOCIO
Comenzaron con el proyecto por una necesidad laboral que se financió con dinero que les facilitaron su hija y yerno. La idea primera era vender huevos, pero luego relata Graciela, "la gente me miró con cara de loca. Cómo vender acá, cómo poner una distribuidora de huevos, pero en realidad no era una distribuidora. Yo dije voy a vender huevos y ahí me dijeron, y qué más. Bueno, dije huevos y nueces, y la verdad, fue lo primero que se me ocurrió".

Enclavada en pleno sector residencial de la comuna de Las Condes, la fórmula de La Granjita ha dado buenos resultados, tanto así que desde hace un año presenta una sucursal en la región de Valparaíso, en el sector de Reñaca, justo a un costado de la parroquia de San Expedito, la que es atendida por el hijo de este matrimonio de emprendedores.

Actualmente el negocio incorporó nuevas maquinarias tras adjudicarse fondos del Programa de iniciativas desarrollo de mercados del Servicio de Cooperación Técnica, Sercotec.