Charles Aranguiz: Con sangre de barrio

Su amor por Nueva Esperanza de Puente Alto es tal que sueña con ganar el nacional de clubes amateur.




Fuera de la cancha, Charles Aránguiz es un jugador de pocas palabras. Sin embargo, dentro de ella, su transformación es absoluta y habitualmente su empuje, garra y 'choreza' estimula e identifica a todos aquellos fanáticos que alguna vez jugaron o juegan por algún club de barrio.

"Charles tiene un amor irrestricto por su club de barrio, el que todos compartimos en la familia. Hoy refleja en la cancha, en cada club profesional que ha estado, la misma entrega y pasión que mostraba con la camiseta del Nueva Esperanza".

Las frases que repiten en la familia Aránguiz-Sandoval no son antojadizas ni tampoco para la galería, porque del barrio, como habitualmente pasa, vienen las grandes figuras de nuestro fútbol.

Sin embargo, en el caso del seleccionado chileno su amor por la camiseta de su club, afincado en la Villa Diego Portales de Puente Alto, lo hace soñar con metas trascendentales en su vida, las que acompañan a otras tan importantes como triunfar a nivel internacional o ganar el Mundial.

"Sueño, en unos años más, con volver a ponerme la 10 de mi club, volver a jugar en las canchas de tierra y ganar el nacional de clubes de barrio con el Nueva Esperanza", reconoció Aránguiz con clara nostalgia, en la época que era ídolo de la U.

Y es que cada domingo que el crack tenía libre, estando en el club azul, acompañaba a su madre Mariana Sandoval (dirigenta del Nueva Esperanza) a observar todas las series del equipo, infantiles y adultos, rememorando sus primeros pasos, donde por su calidad, a temprana edad, jugaba 'cuchufleteado' en series mayores.

Las peleas de turno, algo habitual en las canchas de barrio, forjaron el carácter de un jugador que hoy asoma clave para Jorge Sampaoli. Y es que, además, le entrega ese plus de temperamento que se fraguó en choques contra equipos de la San Gregorio o la José María Caro, duelos que para Aránguiz, y para los que juegan en el barrio, seguramente son mucho más duros que jugar un clásico contra Colo Colo.

Por eso, a pocos días del debut mundialero, Aránguiz asume la responsabilidad junto al resto de sus compañeros, pero con un añadido en su ADN que lo hace pensar en el Maracaná, donde enfrentarán a España en el segundo partido, como un escenario más, uno que no reviste dificultades extras a las que sumó junto al Nueva Esperanza. Ese mismo club al que prometió volver en plenas condiciones para ganarlo todo, sueño que espera concretar no sin antes hacer historia en tierras brasileñas, junto a sus compañeros en la Roja, buscando una copa que para Aránguiz y su grupo siempre será posible.

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