Chile apela a la memoria
La Roja enfrenta esta noche a México por los cuartos de final de la Copa América Centenario. Pizzi apuesta al alza individual y colectivo, para hacerle frente a uno de los mejores del torneo.
Chile y México se vuelven a ver las caras en Estados Unidos a menos de tres semanas de aquel encuentro preparatorio que disputaron en San Diego. Eso sí, el contexto es sumamente distinto a dicho compromiso que ganó el equipo azteca por la cuenta mínima, con un gol sobre la hora de Javier Chicharito Hernández. No sólo por la ciudad, ya que hoy se juega en Santa Clara, ni tampoco porque el de esta noche se trata un duelo oficial, válido por los cuartos de final de la Copa América Centenario. El escenario es diferente principalmente porque la Roja no se pareció en nada a lo largo de la competencia a ese equipo que tuvo durante más de 70 minutos contra las cuerdas al combinado que dirige el indescifrable técnico colombiano Juan Carlos Osorio.
Aquel Chile chispeante, que asomó por San Diego con muchos visos de aquel cuadro que encabezó Sampaoli, hoy está apagado, aferrado como un niño a pequeñas ráfagas de ataque de sus estrellas, pero sin el brillo colectivo que lo llevó a la cima del continente hace apenas un año. Para colmo, algunas de sus principales individualidades arrastran problemas dentro y fuera de la cancha, que ponen un signo de interrogación de cara a lo que puede ocurrir en el majestuoso Levi´s Stadium.
La otra cara es México, que reboza entusiasmo desde todo punto de vista y luce agasajado con el cartel de ser hasta ahora el mejor equipo del torneo. Y si aquello no bastara, el cuadro azteca luce 10 partidos invictos bajo la conducción de Osorio. Todas situaciones que acrecientan la confianza y hacen que el favoritismo se cargue hacia el Tri.
De todos modos, pese a que los antecedentes inmediatos, tanto numéricos como futbolísticos y hasta sicológicos, parecen favorecer al cuadro mexicano, a la selección chilena no se la puede menospreciar. Varios de sus jugadores están en las mejores ligas y clubes del mundo, algo con lo que no cuenta precisamente el combinado azteca.
Por lo mismo, y es lo que insisten en la intimidad de la Selección, a ninguno se le olvidó jugar al fútbol. Eso sí, coinciden en que deben recuperar cuanto antes la memoria. Justamente a eso apuesta también Juan Antonio Pizzi, a que las estrellas aparezcan en plenitud para disimular el irregular juego colectivo y contrarrestar las fortalezas aztecas, que son variadas y peligrosas.
Es cierto que el 4-2 que le endosó la Roja a Panamá el miércoles bien puede ser un bálsamo para sumar votos de confianza. Pero el combinado chileno puede y debe tener una mejor versión para aspirar a instalarse entre los cuatro mejores de la Copa. Un logro que antes del torneo parecía una obligación, pero que con el transcurso de los partidos hasta corrió peligro en algún modo.
El técnico tendrá que hacer algunos retoques obligados en el equipo a partir de la suspensión de Mauricio Isla. Pizzi se decidió por Fuenzalida para ocupar el lateral derecho, sacándolo de la posición de extremo, que habitó por largos pasajes ante Panamá. Ese lugar ahora lo ocupará Puch, curiosamente de lo mejor que tuvo Chile en aquel amistoso de San Diego, pero que en el torneo vio poca acción. Ahora, en el gran escaparate, el iquiqueño tendrá que sacarle brillo a sus cualidades, para alimentar de buena manera a Vargas.
Setenta mil hinchas repletarán el moderno estadio de Santa Clara. Mayoría marcada de mexicanos en las tribunas. Todo en la previa parece estar en contra de la Roja. Pero aquello no parece atravesar las paredes de la concentración chilena. Las batallas acumuladas en los últimos años tienen bien curtidos a los jugadores. Ahora resta que recuperen la memoria para saber si están calificados para avanzar a semifinales. La última palabra es de ellos.
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