Chile no se reinventa

Cuando la selección chilena cayó derrotada por penales en los octavos de final del Mundial de Brasil 2014, ante la escuadra local, lo primero que se juramentaron en el camarín nacional fue conquistar la Copa América 2015. Pese a que parecía una quimera, la Roja dirigida por Jorge Sampaoli hizo historia al adjudicarse su primer título, mostrando variantes tácticas hasta ese momento poco conocidas, y que sorprendieron a la mismísima Argentina de Lionel Messi, en la final.

Asimismo, una vez que se levantó el esquivo trofeo el 4 de julio del año pasado, la reflexión fue casi unánime e instantánea en el vestuario: ahora hay que reinventarse. Claro, siendo los campeones continentales, entendían perfectamente que ahora todos los mirarían de otra forma, con respeto, porque ya no eran un rival cualquiera.

Al comienzo de las Eliminatorias para Rusia 2018 se vio a una Selección que continuaba la línea, con buenos triunfos ante Brasil y Perú, sin grandes novedades. Sin embargo, ya  en el fin del ciclo del casildense, Colombia (en Santiago) y Uruguay (en Montevideo) desdibujaron a la Roja en apenas una semana. Un síntoma de que los rivales y, también, los técnicos, ya empezaban a tomarle la mano al cuadro rojo.

La responsabilidad le recayó de sopetón al nuevo técnico, Juan Antonio Pizzi, quien tras la abrupta y polémica salida de Sampaoli, asumió el cargo hasta el fin de las Eliminatorias para el Mundial de Rusia.

Y no le ha sido para nada fácil. Todo lo contrario, los resultados han sido menos que satisfactorios, con triunfos ante Venezuela y Bolivia, y dos derrotas ante la Albiceleste, más dos caídas en los amistosos ante Jamaica y México. Estos resultados evidencian una tendencia clara: a la selección chilena le está costando ganar cada vez más.

Sin ir más lejos, en Santa Clara, para el debut en la Copa Centenario, el equipo de Gerardo Martino empleó una táctica de presión alta al mediocampo de Chile para impedirle elaborar. Los altiplánicos, por su parte, jugaron a cerrarle los espacios al cuadro del Macanudo, desesperándolo en más de una ocasión.

En el camarín esperan que Panamá, pese a que necesita ganar, plantee un partido similar al de Bolivia, es decir, apostar al contragolpe y al error de la zaga chilena, que no se ha mostrado especialmente sólida en la era Pizzi. Esta situación ha sido comentada en el vestuario nacional, donde reconocen que les está costando encontrarle la vuelta a los partidos.

"Creo que la transición de Sampaoli a Pizzi ha sido la misma. A ver, nosotros intentamos hacer lo mismo, tratar de salir jugando, pero creo que contra Argentina quedó demostrado que los equipos te van conociendo, te van jugando de diferente forma. Ellos, en el primer partido, nos anularon muy bien a los del medio, a Arturo (Vidal), al mismo Charli (Charles Aránguiz), ellos mismos después lo dijeron, así que los equipos te van conociendo", reconoce Gonzalo Jara a La Tercera. El defensa confiesa, además, que "es difícil ir encontrándole la vuelta" a ese problema.

Jara quedó con la misma sensación después del triunfo sobre Bolivia: "Fue muy distinto a lo que fue el partido contra Argentina, pero es difícil jugar a espacios muy cerrados, encontrar el pase para los delanteros, para los volantes, es muy difícil", expresó con un dejo de impotencia.

El distendido estilo de Pizzi ha sido objeto de críticas. Y las dudas crecen después de lo que plantea Jara, pues es tarea del entrenador encontrar esa reinvención. Su método, en aspectos generales, varía bastante de Sampaoli. Ya no hay dobles turnos, las prácticas no se extienden por más de una hora y media y en cuanto a concentración hay más tiempos libres. Es cierto que el técnico elabora videos y entrega herramientas a sus jugadores, pero también es verdadero que no es un obsesivo del trabajo como lo era casildense. Así también lo era en la UC.

Charles Aránguiz lo tiene claro: "Tenemos que leer mejor los partidos, ser más inteligentes para jugar, así que hay que trabajar. Estamos claros que tenemos que mejorar mucho y llegar mejor al partido que viene", lanzó en camarines uno que habla sólo cuando tiene algo que decir.