Chilena fallecida en vuelo Air Algérie: los detalles de su paso por la Fach antes de vivir en Africa
María Paulina Neira, era dueña de un hotel de Burkina Faso, pero antes de partir a ese país, prestaba ayuda como enfermera en los rescates aeromédicos que esta rama hacía en el norte a fines los 70.
Ayer se confirmó que entre las víctimas de la tragedia del vuelo de Air Algérie, había una chilena. María Paulina Neira era una de las 116 personas que iba en el avión que, por causas aún desconocidas, se estrelló al norte de Mali, cerca del límite con Argelia.
La mujer vivía hace 30 años en Uagadugú, la capital de Burkina Faso, debido a que junto a su marido -de nacionalidad francesa, que también murió en el accidente- eran dueños de un hotel. Como sus hijos viven en Francia, ellos solían utilizar esa línea aérea para ir a visitarlos.
Sin embargo, antes de asentarse de forma definitiva en Africa, y comenzar una vida ligada al rubro hotelero, María Paulina, enfermera de profesión, tuvo un nexo con la Fuerza Aérea de Chile. "En el año 77 ella fue subteniente de sanidad en la base aérea de Quintero, en el ala 2. En esa época habían pocos profesionales del área de la salud y ella era de mucha ayuda porque además de estar encargada de la consulta de la zona, cooperaba en las evacuaciones aeromédicas que nosotros hacíamos, sobre todo en lugares aislados, como en Juan Fernández", contó a La Tercera el oficial en retiro de la Fach, Jorge Cortés.
El paso por esa rama fue breve, ya que al año siguiente abandonó la institución para emprender "nuevos proyectos", cuenta el piloto. "Los casos más típicos en los que la oficial Neira nos ayudó, tenían que ver con los trasladados de mujeres que iban a dar a luz. Ella asistía a los médicos que formaban parte del equipo. Era una bonita labor porque en ese tiempo si no ayudábamos nosotros, muchas veces las personas no sobrevivían", detalló Cortés.
Tiempo después, María Paulina se enamoró de un francés, se casó y partió a Burkina Faso. En ese país, uno de los más pobres de ese continente, formaron una familia y desarrollaron su vida en torno al Hotel Ricardo, el negocio familiar que aún mantenían.
Pese a tener esa ocupación, Neira conservaba el espíritu de ayuda social, ya que hasta sus últimos días complementó el negocio con los servicios de asistencia que entregaba a personas enfermas que vivían en la zona.
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