Otro chileno en la cuna del Chino

Matías Soto, Nishikori

El 18 de abril, Matías Soto (18) arribó a la prestigiosa academia de Nick Bollettieri en Florida, la misma en la que se forjaron Sampras, Connors, Agassi y Ríos. El oriundo de Copiapó debió esperar 14 años para conocer la arcilla. Hoy lucha por conseguir una beca en el semillero más importante del mundo y ya se entrenó con Nishikori.




"Si pudiera hacer el 10 por ciento de todo lo que hizo Marcelo Ríos estaría muy bien. Es un ejemplo para los tenistas chilenos. Pero si pudo llegar tan lejos, creo que puedo intentarlo como todos", relata desde Estados Unidos Matías Soto. El tenista que acaba de cumplir 18 años es una de las atracciones de la generación 1999-2000 que se entrenan en la academia del afamado ex entrenador Nick Bollettieri, la misma en la que se forjó el mejor tenista chileno de todos los tiempos, Marcelo Ríos. Matías está en cancha seis horas al día en busca de un objetivo: la beca que lo instale por 11 meses.

Fue en la gira sudamericana en febrero de febrero cuando el entrenador colombiano Juan Felipe Matheus, encargado de detectar talentos jóvenes en Latinoamérica para la academia, se acercó a Camila Silva, capitana de Chile de la categoría 18 años. "Hablamos de él (Soto), ya que obviamente su juego y talento llaman la atención", cuenta la ex tenista nacional. El cafetero agrega: "Estuvimos analizando el desarrollo de los chicos a nivel global y tiene un potencial tremendo. Además, una buena aceleración en sus golpes y técnica. Por ahora, está en un período de prueba, pero todo indica que será becado. La decisión final se tomará a más tardar en Roland Garros".

La vida de Matías ha tenido un cambio radical. En su tierra natal de Copiapó, nunca gozó de grandes recursos para desarrollar el tenis. Pero a pesar de tener todo en contra, salió adelante con coraje, ese mismo que muestra dentro de la cancha corriendo de lado a lado. "Recuerdo que fue número 1 de Sudamérica en 14 años sin haber entrenado en canchas de arcilla y sin preparador físico", narra la gesta Mario, hermano del tenista. "Siempre me costaba un poco la primera ronda. Normalmente la ganaba, pero no jugaba bien. Necesitaba un tiempo para acostumbrarme a la cancha", rememora el jugador.

Un sacrificio familiar

"Me he gastado mis años de servicio y las tarjetas han estado copadas", contaba a estas páginas en marzo pasado, el padre del tenista. El proceso ha estado lejos de ser fácil para la familia. Cuando vivían en el norte, antes de trasladarse a Santiago, los viajes eran extenuantes y el descanso previo a los torneos nacionales no existía. Soto entraba ya en desventaja frente a sus rivales. "Los primeros viajes eran en bus, muchas veces en semi-cama. Y llegaba el mismo día del torneo para ahorrar pagar una noche de hotel. Ves el sacrificio en todo sentido que hace tu familia y eso te hace más fuerte. Te ayuda a superar las dificultades y a tener más hambre de conseguir las cosas", relata con sinceridad.

A mediados de 2016, vivió el momento más difícil de su corta carrera. Los sueños se esfumaban por falta de recursos, el principal enemigo del deporte chileno. No pudo viajar a Europa y cerca de cuatro meses su atesorada raqueta estuvo colgada. "Estaba desmotivado pero al final lo pudimos manejar de la mejor forma para que no lo sintiera tanto. Sin duda fue el momento mas malo de su trayectoria en el tenis", relata su hermano.

Pero esas canchas de maicillo, irregulares y lejos del nivel profesional, le entregaron otra mentalidad y le enseñaron a valorar de mejor manera la vida. El tenista recuerda una anécdota cuando disputaba los campeonatos en Santiago. "Cuando jugué en las categorías 12, 13 y 14 años, pasaba que mi rival se quejaba de algún mal bote, pero para mí no era nada. Ni siquiera podía entrenar en esa superficie. Entonces, para mí ya era genial jugar en arcilla. Porque en mis entrenamientos no lo podía hacer", cuenta Matías.

El paraíso de Florida

Por la Academia de Nick Bollettieri han pasado jugadores del calibre de Pete Sampras, Jimmy Connors, Andre Agassi y también, Marcelo Ríos. Ahí donde los jóvenes se codean con los profesionales recayó el chileno. Tras 22 días en la academía, se deshace en elogios para el recinto. "Las instalaciones son de primera clase para vivir y para entrenar. Lo que me ha sorprendido es la cantidad de canchas. Tienen cerca de 15 de arcilla, 30 de cemento y cuatro techadas. Yo en mi vida había entrenado no más de 10 veces en pista dura y en estas dos semanas ya he entrenado y jugado un par de partidos", narra Matías con felicidad.

Desde su arribo, ha dejado una imagen positiva y distinta a la de sus compañeros. "El cabro tiene muy buen personalidad, es obediente y paciente. Un chico un poco introvertido pero que le ayuda para no pensar en chicas. Es algo atípico en su edad. Tiene algo diferente. No es agrandado y eso es clave en esta generación. Los chicos ganan dos partidos y se sienten mejores de lo que son. Nosotros creemos en él", relata Juan Felipe.

Una de las carencias que Soto tenía en Chile era la falta de roce con jugadores mejores que él y profesionales. Hoy goza de ese beneficio y ya se ha codeado con los mejores tenistas del mundo. Incluso el martes pasado, se vio las caras ante el japonés Kei Nishikori, número 7 del mundo y finalista del Us Open 2014. "Fue una experiencia increíble. Primera vez que entreno con un jugador de ese nivel y me sentí muy a gusto jugando con él. Su coach quedó contento con el entrenamiento. Fue muy correcto conmigo y me pedía perdón cada vez que fallaba", expresó el tenista.

Una de los detalles que más sorprendió al chileno fue la consistencia y regularidad en el juego del asiático. "Me llamó la atención lo limpio que le pega a la pelota. Sin hacer un gran esfuerzo va a buena velocidad y mantiene la misma dirección. Sobre todo, que no se separa de la línea de base", conluyó.

En Roland Garros, se conocerá la decisión más importante para el tenista. Por ahora, en Bollettieri comienzan a hablar de otro chileno.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.