Cierran casa de Gonzalo Rojas, a menos de un año de su apertura

En agosto de 2013, el hogar del poeta en Chillán fue inaugurado por el ex Presidente Piñera. En marzo pasado cerró sus puertas.




Al llegar a la estación de trenes o a la Plaza de Armas de Chillán, sólo había que preguntar por la casa del poeta Gonzalo Rojas. Era una dirección conocida: El Roble 1051.

En ese hogar de colores encendidos, con forma de un largo tren, el premio Cervantes 2003 recibía a los amigos con un buen almuerzo de carne, vino y longanizas de la zona. Allí también escribía y descansaba de sus viajes por el mundo.

El autor de Las hermosas  se había instalado a inicios de los 80 en esa casa. En realidad, fue una década que vivió por temporadas. Se iba y regresaba luego de varios meses de hacer clases en Estados Unidos o de asistir a algún encuentro literario en Latinoamérica o España.

En 1994 fue su aterrizaje definitivo, tras enfermarse su mujer, Hilda May. En esa casa, donde estaba su famosa cama china, con espejos de más de dos siglos de antigüedad, Gonzalo Rojas dejó su biblioteca, que alcanza los 25 mil ejemplares.

Tras su muerte, en abril de 2011, los elogios se multiplicaron, así como las iniciativas por promover su obra y legado. Con ese impulso, en abril de 2013, el gobierno de Sebastián Piñera compró el inmueble, a través del Ministerio de Bienes Nacionales. Cuatro meses después, el 20 de agosto, llegaba a la calle El Roble una comitiva encabezada por Piñera y su señora, Cecilia Morel. Ambos, acompañados por el alcalde de Chillán, Sergio Zarzar, y autoridades de la región, inauguraron el Centro Cultural Gonzalo Rojas.

La casa hoy está cerrada. La placa metálica que identifica el lugar como parte del legado Bicentenario es parte del adorno de la fachada. En marzo, el municipio, a cargo de la casa, decidió cerrar sus puertas.

"La administración del gobierno de Piñera sólo contempló la primera etapa del proyecto", dice Gonzalo Rojas May, hijo del poeta y director de la fundación que lleva el nombre de su padre.

El hogar mantiene pertenencias del premio Nacional, como manuscritos, fotos y una serie de 32 grabados del pintor Roberto Ma-tta sobre El Quijote, acompañados con poemas de Rojas.

"El recinto estuvo abierto a la comunidad, pero hubo que hacer reparaciones", dice hoy el alcalde Sergio Zarzar. "Hay que hacer la segunda parte del proyecto. Ahora estamos en una etapa de transición", agrega.

Para la apertura del centro cultural se invirtieron 40 millones de pesos. Existe un proyecto para una segunda etapa, aún sin dineros aprobados. Este busca refaccionar nuevas salas para talleres y exposiciones, además de la mantención del lugar.

"El problema es la burocracia, que es bien compleja", dice Rojas May, quien es miembro de la Corporación Gonzalo Rojas. Presidida por el alcalde, la corporación fue creada el año pasado para presentar la segunda parte del proyecto de habilitación a Bienes Nacionales.

"El procedimiento sólo puede iniciarse por solicitud del señor alcalde", dice Nivia Palma, jefa de la División Jurídica del Ministerio de Bienes Nacionales. El alcalde Zarzar responde: "Uno siempre cree que los tiempos serán menores, cuesta echar a andar la corporación. Pero esta semana nos juntaremos", dice sobre la entidad,  también integrada por la escritora Paula Carrasco, Gerardo Sandoval, de la U. Andrés Bello; el pintor Luis Guzmán y el poeta Tulio Mendoza.

Al parecer, la espera deberá extenderse a lo menos  un año. Antes de eso, las puertas del centro cultural permanecerán cerradas. "Debemos esperar la aprobación del proyecto para acogernos a la Ley de Donaciones Culturales, que incentivará la colaboración y los aportes de empresas amigas de la cultura", explica Inés Ortega-Márquez, desde España, quien estuvo a cargo de la curatoría de la casa, que mantiene el escritorio y algunos muebles del autor de El alumbrado.

"El 2016 se cumple el centenario del nacimiento de mi padre. Quizá ahí podamos abrir definitivamente la casa", señala Rojas May.

BIBLIOTECA PERSONAL

Gonzalo Rojas Pizarro nació en Lebu, en 1916. Su primer libro, La miseria del hombre, fue publicado en 1948. Pasarían 16 años para la aparición de su segundo poemario, Contra la muerte (1964). Ya en los 70, el poeta fue consejero cultural del gobierno de Salvador Allende en China y encargado de negocios en Cuba. Tras el golpe militar estuvo exiliado en Alemania y Venezuela. De todas estas partes reunía libros para su biblioteca.

Sin embargo, Chillán fue su tierra de inspiración y buscó otros lugares en la zona para vivir. El "Torreón del Renegado" era una casa que el poeta mantenía en la localidad precordillerana de Los Lleuques, en la comuna de Pinto. Justo una semana después de su muerte, esa vivienda fue incendiada.

"Unos jóvenes la quemaron intencionalmente", dice Rojas May, a quien le gustaría levantar en el futuro un espacio dedicado a su padre. Del lugar aún se conserva el primer piso. No había libros.

La biblioteca del poeta, cerca de 25 mil ejemplares, estuvo en la casa de Chillán hasta inicios de este año. La familia donó los títulos a la Universidad Andrés Bello, donde el poeta hizo sus últimas clases. Entre los libros, destaca una edición de El Quijote del siglo XIX, la colección de la revista Sur y las primeras ediciones de la Historia General de Chile, de Diego Barros Arana.

"Me pregunto si nuestro poeta estará muy tranquilo en su tumba, luego que su biblioteca personal emigre, por decisión de su hijo Gonzalo Rojas May (...) al Campus Casona de Las Condes de la U. Andrés Bello, donde la colección tendrá un acceso restringido", se lee en una columna publicada en Ciper por la académica María Loreto Mora, de Chillán.

Consultado por el tema, el hijo del poeta señala: "Los libros son para ser revisados por especialistas, gente de posgrado. En Chillán, la realidad es precaria, no hay ni una sola librería".

El director de la biblioteca municipal, Humberto Torres, comenta que la última librería importante de Chillán fue una sucursal de Editorial Universitaria, que ya no existe. "Hoy se ven libros usados a la venta, pero no mucho más", dice.

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