Coke Contreras: "En Chile no nos preocupamos de formar técnicos"

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Destituido de la banca de Barnechea tras ser campeón y ascender a Primera B, el ex seleccionado y actual DT explica los motivos de su salida, critica el afán resultadista de los directivos y habla sobre el juicio mediático que sufrió tras ser detenido por tráfico de drogas siendo inocente. "Fue un susto que no me he podido quitar", confiesa.




Disfrutando de días de descanso, combinados con reuniones de planificación para el semestre que comienza, Jorge Contreras vive la paradoja. Después de haber levantado el título de Segunda División -la competencia de tercera categoría en Chile- y dejar a Barnechea de vuelta en el profesionalismo, Coke fue despedido y removido a las divisiones inferiores del club. El nacido en el pueblo donde se afinca el club y criado futbolísticamente en las filas de Juventud Católica se refiere, resignado, a los motivos que tuvo Armando Cordero, presidente de la institución huaicochera, para reemplazarlo por un DT diez años menor que él, como lo es Arturo Norambuena:"Él sigue pensando que lo que yo transmito les viene mejor a los menores. Toca asumir ese desafío nomás".

Pero lo que usted quería era continuar el proceso que lo vio salir campeón...

Lógicamente quería seguir a la cabeza y así seguir proyectándome en una carrera difícil y que depende netamente de los resultados. Alcancé madurez en Unión La Calera y Puerto Montt, etapas en las que, a pesar de que no fueron buenas en lo deportivo, me di cuenta de la presión y la responsabilidad que se tiene dirigiendo. Nada te lo reconocen si no ganas. Con Barnechea me sentí muy sólido, haciendo buena dupla técnica con el profe René Ávila. Habrá que esperar y seguir trabajando.

¿Se equivoca Cordero al destituirlo?

Sí. Es injusto por todos los sacrificios que hice y porque fui campeón, pero lo entendí, total, por así decirlo él es dueño del club. No puedo ponerle una pistola en el pecho para que yo siga como DT. Igual me ofrece pega por mucho tiempo, pero si se me dan las oportunidades para seguir desarrollándome y destacándome como técnico, las voy a tomar. Sé que a futuro tengo la posibilidad de irme a dirigir a España.

¿Es posible?

Es algo a lo que aspiro. En UD Las Palmas, club que defendí por siete años como jugador, me recibirían con los brazos abiertos y mucho cariño. Podría tener una chance, siempre y cuando vaya logrando cosas. Recibí felicitaciones desde allá después de ganar con Barne.

¿Y le llegaron ofertas de otros clubes chilenos?

No. Sólo Calera y Puerto Montt buscaban técnico, pero volver habría sido complicado. Habría sido interesante estudiar propuestas, pero hay que ser paciente. Espero que después alguien se recuerde del título que gané y que quiera contar conmigo.

¿Qué opina de su sucesor?

Como persona, Arturo es muy respetuoso y respetable. Como técnico no tiene mucha experiencia, lo que precisamente es algo atractivo para Barnechea, cuya visión es hacer escuela con sus entrenadores y jugadores para proyectarlos hacia el fútbol chileno. Ojalá las cosas le salgan bien. Mantenerse en la B no será fácil, ya que estamos en desventaja respecto de los promedios para el descenso. Además, el club pasó meses sin reforzarse ante las dudas de si jugaría en el profesionalismo o no, y ahora debe hacerlo apurado.

¿Qué técnicos admira del fútbol nacional?

Mario Salas y su manera de hacer jugar a los equipos. Es un técnico exigente, que sabe llegar al plantel. No siento que me parezca a él, pero sí me gusta su estilo. Nico Córdova y Miguel Ramírez les han dado fisionomía de juego y competencia a equipos que no tienen las condiciones de otros. También Jaime Vera está destacándose con Iquique.

En Primera B todos los DT este año serán chilenos, pero en Primera División hay más argentinos que nacionales, y es una tendencia desde hace años...

Chile tiene a muchos buenos técnicos, pasa que los directivos no les tienen confianza ni paciencia. Puedes trabajar a toda máquina, mostrar buen fútbol y tener un plantel disciplinado, pero si no sacas resultados, miran para el otro lado de la cordillera. En este país no nos preocupamos de formar técnicos. No saben que con derrotas igual se aprende. En Primera B no se deberían aceptar técnicos extranjeros para darles plazas a los chilenos únicamente. No tengo nada contra ellos, pasa que cada año muchos se reciben de sus estudios y luego no tienen dónde trabajar. Sólo algunos extranjeros dejan cosas importantes, pero la mayoría pasa sin pena ni gloria. Hay buen manejo de los representantes, porque los directivos se dejan mucho llevar. Ya siendo de otro lado y teniendo un acento diferente parece que esos sirven y los de acá no.

¿Qué les parece aquellos técnicos que se reconocen como bielsistas, pero que poco y nada se asimilan a los métodos del rosarino?

El concepto del bielsismo se usó mucho para llegar a Chile y varios fueron un fiasco. Soy de los que piensa que Marcelo Bielsa marcó un antes y un después. Nos plantó metodologías muy interesantes para cambiar la suerte de nuestro fútbol. Antes, el futbolista chileno, cuando lo encaraban y se lo pasaban, se quedaba lamentándose. Con trabajo, eso ya cambió y hoy ese jugador vuelve y se para de nuevo frente al rival.

Entonces, ¿Cree que Arturo Vidal se equivoca al renegar de Bielsa?

Sí. Ahí hay una cosa más personal. A él no le gustó Bielsa, pero él hizo una terapia muy valiosa con Vidal. Hoy Arturo no se enfrasca como antes en discusiones con el árbitro. Eso es mérito de Bielsa. Antes defendíamos con cinco y nos metíamos atrás. No pisábamos campo rival cuando jugábamos de visita. En años anteriores también tuvimos grandes generaciones de futbolistas como en el '62, el '74, el '82 y el '98, pero faltaba algo que Bielsa lo impuso. Un cambio de mentalidad.

Hablando de generaciones destacadas... Usted fue parte de la del '90-'94, afectada por la sanción del Bengalazo. ¿Cree que pudo haber logrado cosas relevantes?

No tener competencia a nivel de selección ni aspirar a jugar el Mundial hizo bastante daño. Había muy buenos jugadores, eso se demostró en la Copa América del '87, en la que fuimos finalistas y conseguimos una histórica goleada a Brasil (4-0). Además estaba el grupo que ganó la Libertadores con Colo Colo y los que volvimos a sacar podio en una Copa América (tercer lugar de local). Con nombres como León Astengo, Cóndor Rojas, Jaime Pizarro, Hugo Rubio, Ivo Basay, Zamorano que jugaba en el Real, un joven Marcelo Salas, podríamos haber llegado lejos en el proceso de Estados Unidos 1994. Había un plantel de mucha calidad.

¿Le tiene rencor al Cóndor Rojas por lo que hizo?

No, para nada. Nunca conversé con él después. Fue una lástima haber querido hacer trampa. Todo un país lo pagó. Él pudo haber jugado en Europa, porque tapaba lo imposible.

Usted jugó en México cuando el peak de su carrera ya había pasado, ¿Es una mala decisión que jóvenes como Castillo, Mora o Sagal opten por aquella liga?

El tema económico es muy potente. El mexicano es un fútbol exigente e intenso, no es fácil ganarse al hincha, pero no hay que engañarse. Un trampolín o una liga que abra las puertas de Europa, no es. Es un error que jugadores con futuro partan para allá.

¿Se sintió víctima de un juicio mediático luego de ser detenido por estar ligado al narcotráfico siendo inocente?

Es que nos gusta mucho el morbo. La justicia me absolvió rápidamente y nadie se encargó de difundirlo. La cobertura fue muy dispar. Lo importante es que siempre tuve la conciencia en paz. La gente me trató muy bien y creyó en mí. Al día siguiente de la detención salí a caminar al centro sin problemas.

¿Afectó mucho su imagen?

Hoy es un anécdota más, pero pasé por un momento muy difícil e injusto. Fue un susto que no me lo he podido quitar, lo que viví me afectó psicológicamente. Los carabineros me trataron como si fuera un delincuente. Por suerte, no dañó mi imagen, pero sí quizás me cerró puertas. En ese tiempo trabajaba en una escuela de Colo Colo del sector oriente, con Pato Yañez y Marcelo Vega. Tras el problema, conversando con el Chano Garrido, me pidieron que no continuara, porque la imagen de Colo Colo podría verse dañada. En ningún momento me dijeron: "Creemos en ti". Me molestó, pero así nomás fue y tuve que dar un paso al costado. Justo tras eso, Cobreloa sí me respaldó y, sin conocerme, de Calama me llamaron para trabajar como ayudante técnico.

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