El crimen que conmueve a Argentina
El asesinato de una joven de 21 años ha provocado un alto impacto en la sociedad argentina, que se ha movilizado en la calle para repudiar la violencia de género. Pero esta vez en el ojo del huracán no está el sospechoso, sino el juez que lo dejó en libertad.
Micaela García, de 21 años y estudiante de educación física, llevaba una semana desaparecida cuando su cuerpo desnudo y sin vida fue encontrado el sábado junto a un árbol, en un descampado en las afueras de Gualegay, a unos 230 kilómetros de Buenos Aires. Su desaparición había mantenido en vilo no sólo a esta localidad de 65.000 habitantes ubicada en la provincia de Entre Ríos, sino que a parte importante de Argentina.
La última vez que fue vista había sido una semana antes, saliendo de una disco a las 5:30 de la madrugada. Por eso que durante toda la semana siguiente su rostro inundó las redes sociales mientras las autoridades realizaban una intensa búsqueda.
La estudiante argentina había sido una participante activa del movimiento Ni Una Menos, que lucha contra la violencia machista y que el año pasado se tomó masivamente las calles de Buenos Aires, Santiago, Montevideo y Lima, entre otras grandes urbes.
El hallazgo de su cuerpo sembró el repudio nacional, ya que confirmó lo que se temía: que Micaela se convirtió en una víctima más de violencia en un país donde se produce un femicidio cada 30 horas.
A pesar de que Argentina alberga uno de los movimientos más fuertes para denunciar esta situación, las cifras son preocupante. Al menos 290 mujeres (10 más que en 2015) murieron en 2016 en el país, según un informe de la organización la Casa del Encuentro.
Pero esta vez la indignación masivo de la sociedad transandina tuvo otra razón: el asesinato de Micaela se podría haber evitado. Esto, porque el principal sospechoso del crimen -que fue detenido el viernes- es Sebastián Wagner de 29 años, que había estado en prisión por violar a dos mujeres en 2010, delito por el cual fue condenado a nueve años de prisión en 2012.
Sin embargo, en julio de 2016 obtuvo la libertad condicional por buena conducta. Esto, a pesar de que los informes penitenciarios recomendaban lo contrario.
El propio hermano gemelo de Wagner, Maximiliano, comentó la sorpresa que le causó la liberación. "Yo no lo podía creer que estaba libre. Una persona si no está bien, no debería estar libre, tendría que estar preso", aseguró a la radio La Red. También confirmó que fue su propia madre quien lo entregó a la policía en el caso de Micaela y detalló que una vez su hermano trató de inculparlo por una violación, aprovechando su parecido. Además, en este caso, la policía lo tenía en la mira porque su auto, un Renault 18, fue visto merodeando la zona donde Micaela fue vista por última vez con vida.
El juez que lo liberó, Carlos Rossi, hizo caso omiso a un documento negativo del Consejo Correctivo de la prisión donde estuvo el sospechoso que emitió una "opinión desfavorable en relación a lo peticionado por el interno penado", según La Nación.
Esos antecedentes llevaron a que cientos de personas se manifestaran en las calles de algunas de las principales ciudades del país, como Buenos Aires, Rosario y Santa Fe, en donde las protestas estuvieron dirigidas directamente hacia el juez Rossi, más que al sospechoso.
"La realidad es que tanto el asesino como el juez son culpables. Si el juez no lo hubiese dejado libre, a pesar de que se le indicó que no era oportuno, Micaela hoy estaría viva. Hay mucha indignación tanto desde el Estado como de la sociedad", aseguró a La Tercera la activista y presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres de Argentina, Fabiana Tuñez.
El caso incluso escaló hasta la Casa Rosada. Así, el Presidente Mauricio Macri exhortó al juez a renunciar a su cargo. "Este tipo de jueces no lo podemos tener. Tiene que entender la dimensión del poder que él tiene y que es para ayudar a la comunidad y no para sostener caprichos ideológicos", aseguró el mandatario.
El gobierno incluso sostuvo que Rossi, que ejerce como Juez de Ejecución de Penas en la provincia de Entre Ríos, deberá a ser sometido a un juicio político si no renuncia.
El caso también abrió un debate sobre los beneficios que la ley penal otorga a los delincuentes. El ministro de Justicia, Germán Garavano, criticó a Rossi, asegurando que un sector de la justicia parecía "mirar más a los victimarios y se olvida de las víctimas".
"Es terrible que la justicia no tenga una perspectiva de género a la hora de fallar en los casos de violencia machista y en este caso de quienes abusan de mujeres", concluyó Fabiana Tuñez.
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