Critican mala planificación de Cumbre G8 y proponen expulsar a Italia del grupo
Una de las posibilidades que se discute es que España se encargue de la organización de la Cumbre.
Estados Unidos tuvo que tomar el control de la próxima cumbre del G8 en Italia ante la falta de planificación de Italia, país al que algunos han sugerido incluso que se expulse del grupo, según el diario The Guardian.
"Que sea otro país quien se encargue de organizar las reuniones de los 'sherpas' (negociadores de cada país) no tiene precedentes" en la historia del Grupo de los Ocho (G8), dijo al periódico británico un funcionario de uno de los países participantes, que se quejó de que no haya habido "proceso ni planificación".
"El G8 es un club y los clubes pagan cuotas. Italia no las ha pagado", dijo un funcionario europeo involucrado en los preparativos de la reunión de la ciudad italiana de L'Aquila.
El disgusto con Italia llegó al extremo, dice el periódico, de que se llegó a insinuar la posibilidad de proponer la expulsión de ese país del G8 o de cualquier otro grupo que se convierta en su sucesor.
Una posibilidad discutida en las capitales europeas, según The Guardian, es que la sustituya España, que tiene una renta per capita mayor que Italia y dedica un mayor porcentaje de su producto interior bruto (PIB) a ayuda al desarrollo.
La apreciación de algunos "sherpas" es compartida por Richard Gowan, analista del Centro de Cooperación Internacional de la Universidad de Nueva York, según el cual "la organización italiana ha sido caótica desde el principio al fin".
"Los italianos decían ya en enero que no tenían ideas para la cumbre y dijeron al gobierno de Barack Obama que estarían felices de aceptar sus instrucciones", dijo Gowan al periódico.
Las conversaciones preparatorios dirigidas por Estados Unidos generaron un acuerdo sobre seguridad alimentaria en vísperas de la cumbre.
Los funcionarios que han visto el resto del borrador de comunicado final de la cumbre dicen que contiene muy pocas novedades.
Según los críticos, el gobierno del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, trató compensar la insubstancialidad de la cumbre aumentando el número de jefe de Estados y de Gobierno, que pasó de 39 a 44.
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