Defensores y detractores de control de Armas encienden debate tras matanza en escuela de Connecticut

Los demócratas dicen que la "acción significativa" de la que el Presidente Barack Obama habló por la masacre en Newtown debe incluir la restricción a la venta de armas de asalto estilo militar y revisar la manera como el paí­s lidia con individuos que padecen enfermedades mentales.




Tras la matanza de Connecticut, vuleve al tapete del debate el uso y control de armas en EEUU, país del mundo con más civiles en posesión de armamento: entre 270 y 300 millones en manos privadas, según Naciones Unidas, una cifra que la Asociación Nacional del Rifle eleva a más de 300 millones.

Un senador integrante de la Asociación Nacional de Portadores de Armas fue hoy el primer destacado defensor del derecho a portar armas en hablar sobre lo ocurrido en Newtown y dijo que es hora de que todas las partes debatan más allá de la retórica y comiencen una discusión franca sobre restricciones razonables a las armas de fuego.

"Nunca antes habí­amos visto a nuestras guaguas masacradas. Nunca ha pasado en Estados Unidos que yo recuerde, ver esta carnicerí­a", dijo el senador Joe Manchin a MSNBC. "Cualquiera que sea un orgulloso dueño de una arma, un orgulloso integrante de la ANR, también son padres orgullosos, son abuelos orgullosos. Ellos entienden que esto ha cambiado hacia dónde vamos desde aquí­", citó AP.

"No conozco a nadie en la arena deportiva o de cacerí­a que salga con un rifle de asalto, no conozco a nadie que necesite 30 rondas en un clip para ir de cacerí­a", agregó el autodenominado "orgulloso cazador y campista".

El demócrata conservado dijo que está de acuerdo con la postura del alcalde de la ciudad de Nueva York sobre prohibir la venta de armas de asalto.

Los demócratas dicen que la "acción significativa" de la que el Presidente Barack Obama ha hablado por la masacre en Newtown debe incluir la restricción a la venta de armas de asalto estilo militar y revisar la manera como el paí­s lidia con individuos que padecen enfermedades mentales.

El control de armas fue un tema controvertido a comienzos de la década de 1990, cuando el Congreso promulgó una prohibición de 10 años a las armas de asalto. Pero desde que la medida expiró en 2004, pocos han querido leyes más estrictas y los polí­ticos no quieren ser blanco de un poderoso grupo que aboga por el derecho de poseer armas.

Los demócratas dijeron que ya es hora de que los votantes, y no los cabilderos de la industria de las armas, decidan cómo prevenir atrocidades como la de Newtown.

"Ya ha quedado atrás la etapa en la que no podí­amos hablar sobre las implicaciones polí­ticas de tragedias como esta", afirmó el representante demócrata Chris Murphy, que ganó una banca en el Senado en las elecciones de noviembre.

ARMAS DE ASALTO
La senadora Dianne Feinstein, demócrata de California, dijo que se propone crear un comité nacional dedicado a buscar apoyo a la prohibición de la venta de nuevas armas de asalto y que el año próximo propondrá legislación que prohí­ba dispositivos capaces de alojar más de diez balas.

"Es posible", afirmó el domingo al hablar sobre la reinstauración de la prohibición de 10 años que expiró en el 2004.

El senador Joe Lieberman, independiente de Connecticut que está por retirarse, opinó que deberí­a haber una comisión nacional para estudiar las leyes nacionales sobre armas, el sistema de salud mental y la incidencia de los videojuegos y las pelí­culas violentas en dichos ataques.

El senador demócrata Dick Durbin, director de disciplina de la bancada demócrata, estuvo de acuerdo y dijo que es hora de que la nación reflexione sobre el tema.

"Esta conversación ha sido dominada en Washington por —como ustedes saben y yo también— los cabilderos de las armas", afirmó Durbin. "Necesitamos que el pueblo, los estadounidenses, se unan y hagan oí­r su voz y se sienten a reflexionar".

El Congreso ha apelado frecuentemente a comisiones bipartidistas independientes para tratar de solucionar los problemas nacionales más graves, incluso los ataques terroristas del 2001, la guerra de Irak y la declinación económica. Pero últimamente los legisladores se resisten a actuar en base a recomendaciones de terceros, en especial si temen que puede costarles apoyo en sus estados.

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