El desahogo del Comandante
Salas vivió un clásico aparte sentado en la banca de los cruzados. Comenzó enfrascado en una disputa con un hincha y al final celebró.
Mario Salas vive el clásico a mil por hora. Camina, se molesta, reta y reclama. También discute. Su equipo no comienza bien el partido ante la U. De hecho, los azules dominan casi sin problemas los primeros minutos e incluso llegan a la apertura de la cuenta. Los cruzados casi no oponen resistencia. Y los laicos no le prestan el balón a su rival. El nerviosismo se nota en la precordillera. Y ahí llega el primer episodio de la película que protagoniza el Comandante en San Carlos.
"¡Salas, agarra la pelota rápido hueón!", grita, desaforado, un fanático de la Católica sentado en la tribuna Sergio Livingstone. En paralelo, Felipe Mora se dispone a patear el penal que abriría la cuenta en el reducto de Las Condes. La molestia es evidente: el dueño de casa no protagoniza y encima la visita pone el, a esa altura, justiciero 0-1. Y quizás sumido en el desencanto por lo que muestran sus dirigidos, el ex técnico de Barnechea encuentra en quien lo interpela al blanco perfecto para desahogarse: "¡Cállate conchatumadre!", retruca sorprendentemente el DT. Quienes están alrededor miran atónitos el episodio. De fondo, los 700 hinchas del Romántico Viajero celebran el tanto de Mora.
Falta algo más, eso sí, para terminar de sacar la rabia. El foco, esta vez, es el árbitro. Falta de Gonzalo Jara en contra de Roberto Gutiérrez y Salas agita los brazos. También gesticula. No puede creer que la acción no termine en una cartulina amarilla para el zaguero azul, quien luego saldría lesionado.
Al poco rato llega el empate del propio Pájaro. Y recién ahí llega la calma al entrenador del cuadro franjeado.
Porque su equipo juega mejor y equilibra el duelo. Ahora es un clásico de tú a tú. Y ni se inmuta cuando a poco de iniciada la segunda etapa decide sacar a Diego Buonanotte y los improperios le llueven desde el sector preferencial. "¡Ratón conchatumadre!", "¡Salas cagón!", "¡Ahueonao!", "¡Puta que ves mal el fútbol!", son algunas de las frases que se escuchan a pocos metros del estratega, siempre secundado por el ayudante Leonardo Zamora, su Pepe Grillo. Ellos creen internamente que el cambio tiene un propósito, aunque los hinchas no lo vean en ese momento. Lo ven reflejado, de hecho, 18 minutos después: la UC ya gana 3-1. Faltaba un último improperio, eso sí: Cordero se convierte en objeto de ira. Hay que cuidar el resultado y el Chiqui recibe un tratamiento similar al hincha insultado por no salir a marcar.
"Hay un trabajo colectivo muy importante. Supimos explotar las debilidades de la U. En los 10 primeros minutos de ambos tiempos (el rival) fue muy agresivo. Nos descompaginó un poco y nos llevó un poco de tiempo poder equilibrarnos, pero aprovechamos muy bien nuestros momentos, lo que habla muy bien de nuestra jerarquía", explicaría una vez consumado el triunfo.
Antes, eso sí, restaba observar el final de la teleserie del técnico en la versión 184 del clásico. Porque incluso antes de que se acabara, ya levantaba sus puños al aire, en señal de victoria. Poco después, Julio Bascuñán pita el final y Salas, muy en su estilo, mira desafiante al sector desde donde había salido el primer improperio en su contra, el que respondió. No enfoca a nadie en particular, pero quizás entendiendo que el mensaje iba para él, el mismo forofo que le reclamara recuperar la pelota, sumido en el arrepentimiento, le grita con gracia: "¡Muy bien planteado Salas!".
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