Disciplina es fundamental en casos de déficit atencional
A menudo surge información que niega la existencia del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y acusa a los psiquiatras infantiles de estar sobremedicando a la población infantil.
Sobre todo en EEUU, los médicos aseguran que lo que la medicina tilda como niño hiperactivo, es en realidad un menor con problemas de comportamiento o excesivamente inquieto, de los que han existido siempre.
En opinión de la investigadora del Instituto de Psiquiatría Maudsley del King's College de Londres, Katya Rubia, el TDAH es un trastorno muy grave que, cuando no se trata, afecta a todas las esferas de la vida, "relaciones sociales y familiares, además de conducir al fracaso escolar".
UN ESTIGMA QUE PERSIGUE
La especialista explica que el 50% de los niños con TDAH, afortunadamente, se cura, pero el resto termina arrastrando los problemas de falta de atención e impulsividad. "Son personas que no suelen permanecer en un trabajo por mucho tiempo, cambian a menudo de pareja, no terminan un libro y tienen más accidentes de tráfico".
Su impulsividad se suma a la búsqueda incansable de sensaciones fuertes, de ahí que sean personas que suelen practicar deportes de riesgo o que consumen drogas, indica Rubia.
Estudios sobre el tema destacan que una de las zonas más involucradas son los lóbulos parietal y temporal. Áreas que están infradesarrolladas y que, además, tienen anomalías tanto estructurales como funcionales.
Además, "se ha demostrado que este trastorno está acompañado de un retraso de maduración cerebral, concretamente en el grosor cortical. En las personas sanas, a los siete años, esta región alcanza su tope de grosor, y a partir de entonces éste se reduce. En los niños hiperactivos, en cambio, este momento se retrasa hasta los 10 ó más años", argumenta la investigadora.
IMPORTANCIA DE LA DISCIPLINA
Aunque se ha verificado que los niños que reciben esta medicación mejoran su desarrollo cerebral en comparación con los que no la toman, Katya Rubia señala que es necesario llevar a cabo investigaciones sobre las consecuencias de su uso a largo plazo.
La literatura científica ha constatado que los afectados que además reciben terapias que modulan el comportamiento, evolucionan mejor que los que sólo se medican.
"La disciplina, por ejemplo, juega un papel prioritario a la hora de enseñar el autocontrol, pero en las sociedades modernas actuales hay menos disciplina. No estoy diciendo que sea la causa de la hiperactividad, pero si no se adoctrina a un niño en el esfuerzo, en saber esperar y en el control de los impulsos, los síntomas se agravan y surgen los problemas de conducta tan ligados al trastorno de hiperactividad. Los padres también tienen que aprender a saber cómo tratar a estos niños. En nuestro Instituto hemos empezado a enseñarles cómo hacerlo", colcluye la especialista.
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