Dos familias argentinas frente a frente

La familia critica los aumentos de las tarifas y esperan que Cristina Kirchner frene a Macri desde el Senado.

Gabriela Cajal (26) tiene una pequeña tienda de ropa infantil en el centro de Florencia Varela, al sur del conurbano bonaerense. La joven afirma que desde que llegó Mauricio Macri al poder, su vida cambió radicalmente. La cuenta de la luz subió, al igual que la del agua y el gas. Justo cuando el mandatario llegó a la Casa Rosada, su madre sufrió un accidente cerebrovascular y las cosas se complicaron aún más. "Si bien hemos vivido con la misma cantidad de sueldo, ahora nos alcanza para menos", asegura Gabriela a La Tercera.

Madre de un hijo de ocho años, Gabriela visita y ayuda a sus padres, que viven en Ceballos, a unos 20 minutos de Varela, donde queda su casa. Cajal cuenta que a pesar de que su madre tiene una tarifa social por ser discapacitada, todo es mucho más caro de lo que pagaban antes. Tras el accidente que la dejó en silla de ruedas, la familia decidió comprarle un colchón eléctrico para evitar que se le hagan "ampollas", afirma. "De repente tuvimos que dejar de usarlo para que no aumente tanto la cuenta de la luz" sostiene.

Gabriela extraña el gobierno de Cristina Kirchner. Y este domingo irá a votar "de todos modos" por la ex Presidenta para que llegue al Senado por la provincia de Buenos Aires. "Hay que hacer un cambio" sentencia. Algo en lo que coincide su padre, Raúl (65). "Cuando estaba Cristina estaba mucho mejor y con este hombre se me complicó todo", afirma. Para él, el cambio de gobierno ha sido "malísimo".

Raúl relata que no puede trabajar porque tiene una artrosis "severa". Asegura que con el sueldo que le llega de 4.400 pesos argentinos (unos $160.000 pesos chilenos), no puede pagar una cuenta de la luz que incluso le ha llegado a los 2.200 pesos. "A mi señora le prohibí el colchón (eléctrico), no tengo estufa y cuando venga el invierno se me muere de frío. Tampoco es lógica esa vida. Hay cosas que este gobierno no mejoró nada", afirma.

Ambos esperan que este domingo Cristina Kirchner gane en la provincia de Buenos Aires y pueda frenar, de alguna forma, las alzas de tarifas que ha realizado Macri. "(Daniel) Scioli lo dijo", afirma Raúl. "Dijo que iban a devaluar, lo que iba a pasar con el obrero. Todo lo que dijo se está cumpliendo con este gobierno", dice, en referencia al candidato kirchnerista que compitió con Mauricio Macri en las presidenciales de 2015.

Al señalar las causas judiciales que rodean a la ex mandataria y la corrupción que apunta a Cristina K, ambos niegan que eso sea importante. "Me da igual la corrupción. Todos roban", dice Gabriela. Su padre, en cambio asegura que Macri también es corrupto. "Fíjate el Panama Papers", dice. "Yo no pongo las manos al fuego por Cristina. Pero te puedo asegurar que el obrero estaba mucho mejor. Yo estaba bien, cómodo". Ahora, asegura, "cocino sólo una vez" al día para evitar que suban las cuentas. "Ahora que mi mujer está más delicada, es cuando yo no puedo darle cosas que tengo que darle", añade.

La pareja de 53 años asegura que el gobierno de Mauricio Macri es la opción para construir un país "honesto".

"Los argentinos hemos pasado momentos duros por el tema de la tarifas, ha sido un impacto para los bolsillos" confiesa Marcela Reccia, de 53 años, que junto a su esposo, Gustavo Rodríguez, están de paso en Buenos Aires. La pareja, ella administradora y él productor de espectáculos, vive en Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos Aires. Ambos se inclinan por Cambiemos, la alianza del Presidente Mauricio Macri. A pesar de que creen que las alzas de los servicios se podría haber hecho de otra manera, aseguran que tienen "optimismo" de que las cosas mejoren.

"Estamos muy agobiados de lo que pasamos y siguen saliendo a la luz cosas tremendas del gobierno anterior", dice Marcela. Ambos coinciden que Macri es una opción para construir un "país de honestos" y que no se equivocaron en elegirlo a él como su candidato.

Cuando hablan de las alzas tarifarias, saben que ha sido difícil y "muy duro", sobre todo para los más pobres, pero que Argentina quiere "hoy cosas que necesitan un tiempo largo. Tenemos que apostar a cambiar y a que surja algo bueno", dice la pareja.

Padres de tres hijos y con una nieta, Reccia aborrece la figura de Cristina Fernández, a pesar de que su madre es kirchnerista. "Ella alega contra Macri", dice sobre su mamá. "No entiende que la plata de la corrupción también le afecta a ella. Nos afecta a todos", cuenta. Asegura que Cristina K "es una misógina, mitómana, que generó una matriz de corrupción profunda, como un juego de ajedrez. Ella sabía a qué venía al gobierno, con su lema 'vamos por todo'. Bueno, lo cumplió", dice. "No hay ninguna persona en su gobierno que no esté salpicado de algo", agrega. Aunque asegura que es "inteligentísima".

Su marido, también de 53 años, dice que durante la época kirchnerista tenía mucho más trabajo que ahora, y le convenía que Daniel Scioli, el candidato de Cristina Fernández, ganara las elecciones presidenciales de 2015. "Yo trabajaba mucho mejor con el otro gobierno. Tenía muchos espectáculos, se pagaba mucho, se regalaba mucho espectáculo y se gastaba mucho dinero en eso", cuenta. "Pero voté en contra de lo que me hacía bien, porque sé que estaba mal".

Rodríguez cree que Cristina K va a llegar al Senado y que a ser "igual que Carlos Menem, que no va a ir nunca". Su esposa lo interrumpe. "Yo la quiero sentada. Si llega a senadora, la quiero sentada". "¿Para qué? Si no va a ir nunca. Ella va por un tema de fuero porque si no la próxima que se va presa es ella, después de (Julio) De Vido", le responde su esposo, en referencia al ex ministro clave de la era K que fue detenido la semana pasada y que el miércoles podría ser desaforado por el Congreso e ir preso por malversación de fondos.

Según Rodríguez , las alzas hubieran ocurrido con Macri o con cualquier "candidato que hubiera ganado". De Cristina K, asegura que es el "diablo, la mujer lo único que quiere es destruir al país y llevarse todo, quedó demostrado. La gente se está dando cuenta del pedazo de Cruela de Vil que teníamos", añade.