El dramático laberinto venezolano

Venezuela

A pesar de las protestas de la oposición, de la presión de la OEA y la crisis económica, el chavismo sobrevive, pero cada día con muchos menos adeptos.




El gobierno de Nicolás Maduro lanzó un tuit en la mañana en el que invocó a la figura de Hugo Chávez, recordando que en su momento el entonces Presidente venezolano llamó a "la batalla de ideas ante intenciones del enemigo de debilitar la Revolución". Pero lo que omitió fue que en 2010 el propio Chávez dijo, en cadena nacional, que "siendo minoría quieren ahora disolver la Asamblea Nacional porque es la única forma en que la Asamblea Nacional no pueda legislar y se disuelva. Están planteando un golpe de Estado". Maduro no es coherente con el Comandante, escribieron algunos internautas.

El Mandatario venezolano no solo dilapidó la bonanza petrolera de la que se benefició Chávez con un precio del crudo por encima de los US$ 100 y US$ 250 mil millones en ganancias entre 2001 y 2015, sino que tiene al país en una crisis permanente y en un abismo que se profundizó aún más después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), controlado por el chavismo, decidiera dejar sin competencias a la Asamblea Nacional de mayoría opositora por "desacato".

Para la oposición se trata de un "golpe de Estado" y por eso ayer se movilizó, aunque en pequeños grupos, en varios puntos de Caracas. Además, prometieron una serie de protestas en las calles. Al mismo tiempo, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien el jueves calificó la decisión del TSJ como un "autogolpe", convocó para el lunes a una reunión de urgencia del Consejo Permanente de la entidad.

Al mismo tiempo, la ONU le pidió al tribunal que reconsidere su controvertida decisión. Para muchos venezolanos lo que está haciendo Maduro es, en estricto rigor, cerrar el Congreso al no permitir que lleve adelante su función legislativa.

Consejo de Defensa de la Nación

Mientras el Mercosur anunció una cita de emergencia para hoy y países como Chile y Colombia convocaron a sus embajadores y Perú lo retiró, el revés más contundente para el gobierno chavista vino de sus propias filas. Esto, porque la Fiscal General, Luisa Ortega, cercana al gobierno, acusó que la sentencia del TSJ supone una "ruptura del orden constitucional". A raíz de ello, el Mandatario convocó a una reunión del Consejo de Defensa de la Nación, que al cierre de esta edición sesionaba sin la presencia de la Fiscal General.

Pero pese a todas estas reacciones, sumadas al desabastecimiento, la escasez, la inflación y las nulas señales de una mejora en la situación económica, Maduro no cede y sobrevive en su dramático laberinto. Ayer consideró que "en Venezuela hay plena vigencia de la Constitución". "La única ruptura del orden constitucional la encabezó la derecha fascista que controla la Asamblea Nacional en 2002", dijo en alusión al golpe contra Chávez.

Según dijo a La Tercera el analista venezolano John Magdaleno, el dictamen del TSJ es una fórmula del Presidente para "ganar tiempo". Pero más allá de eso, es una "ofensiva estratégica para lograr dos objetivos: por un lado un poder total y por el otro, facultar al Ejecutivo para tener acuerdos con empresas petroleras extranjeras porque en este momento el gobierno tiene un gran déficit de divisas", señala.

Las sentencias del tribunal, "formalizan un estado de cosas que se han ido aproximando a un conjunto de violaciones constitucionales", advirtió Colette Capriles, académica de la U. Simón Bolívar. De acuerdo a esta experta, toda la crisis "hace más obvio el fracaso del sistema chavista" y con el dictamen del TSJ, "tiene una nueva dimensión, la constitucional".

La decisión de la alta corte venezolana se explica por el argumento de que la Asamblea Nacional está en "desacato" por negarse a cumplir una sentencia que había bloqueado la juramentación de tres diputados opositores del estado de Amazonas por la supuesta compra de votos en 2015. Aunque el Congreso revirtió la juramentación, el TSJ mantuvo la medida.

Rol del Ejército

Lo que muchos se preguntan tanto dentro como fuera de Venezuela es cuánto más resiste la crisis venezolana. Este año se espera que la inflación supere el 700%, mientras que el PIB se contraerá en 7,3%. Incluso, no pocos chavistas se quejan de la gestión de Maduro, añorando la era de Chávez.

En este complejo puzzle, las Fuerzas Armadas juegan un rol clave. De hecho, la oposición les pidió que saquen la voz "en defensa de la democracia". Pero lo cierto es que parte importante de los militares estarían en línea con la Revolución Boliviariana, mientras que otros sencillamente no quieren repetir lo ocurrido con el golpe contra Chávez de 2002.

A este escenario se suma el hecho de que, según una investigación de The Associated Press, miembros de las FF.AA son parte clave del tráfico de alimentos, por lo que tampoco querrían perder su posición de poder (ver nota secundaria).

Heinz Dieterich, ex asesor de Chávez y quien acuñó el término de Socialismo del Siglo XXI, piensa que "en toda crisis de Estado son los militares los que deciden. La única fuerza que le queda a Maduro es la fracción militar que encabeza el general madurista Padrino López. Pero, la Fuerza Armada está dividida. En términos generales, los altos militares no quieren pagar los platos rotos. De tal manera que no van a matar, ni por la derecha de la MUD (oposición) ni por la izquierda (Maduro, Diosdado Cabello) de la clase política venezolana. Cuando esto colapse, declararán el estado de sitio y convocarán a nuevas elecciones".

"En Venezuela se dice que encontrar un militar institucionalista es como encontrar un unicornio", comentó a La Tercera el analista y escritor Boris Muñoz. "No hay que subestimar el rol de las Fuerzas Armadas. Hasta ahora han estado totalmente plegadas al gobierno, porque el gobierno de Maduro es militar. Mucho de los cargos principales del funcionariado son militares", señala. El analista John Magdaleno afirma que en Venezuela existe una gran incertidumbre por las FF.AA. "Aunque se habla de cierto malestar en el cuadro medio y bajo en virtud de la situación socioeconómica del país, es muy difícil intentar pronosticar el desenlace. Yo no contaría con ese actor", agregó.

¿Salida electoral?

Hay quienes en Venezuela han planteado que sólo las urnas pueden resolver la situación. Pero por ahora el gobierno le puso una lápida al revocatorio contra Maduro, mientras que las elecciones presidenciales están programadas recién para diciembre de 2018.

Según explica Colette Capriles, existe un mensaje claro del gobierno "de que prefiere aislarse y tratar de estirar el período antes de unas elecciones. La política del gobierno es mantenerse a toda costa sin un tipo de desafío electoral hasta que esté listo para ganar unas elecciones presidenciales. En este momento no podría ganar ninguna elección", afirma a La Tercera.

Muñoz coincide con Capriles de que el chavismo perdería los comicios y que está intentando ganar tiempo para "cambiar el escenario, para hacer posible posponer las elecciones hasta 2019", dice.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.