Dueños de Rabié esperan continuidad de giro y que síndico encuentre comprador
Empresa dijo que daños por terremoto y problemas con aseguradoras deterioraron su situación.
Tras pedir la quiebra en el 22 Juzgado Civil de Santiago el martes, la familia y la administración de Distribuidora Rabié esperan ahora que el síndico que nombre el tribunal dé continuidad de giro a la empresa e inicie un proceso de venta. Los intentos previos de enajenar la empresa fallaron en reiteradas oportunidades; hubo negociaciones hasta el día previo a la presentación de la solicitud de quiebra.
"Apostamos a poder seguir atendiendo a los 48.000 clientes que hoy quedan sin abastecimiento", dijo una fuente de la administración.
"Esta empresa tiene potencial. En 2009 tuvo ventas por US$ 20 millones y la proyección que teníamos era que en un régimen normal de funcionamiento podríamos haber facturado US$ 30 millones", agregó la fuente.
La negativa de la familia Said Handal a tomar el control de la empresa, el estrecho margen de negociación que estaban teniendo con la banca, la incursión en locales de venta directos, el terremoto y los problemas con el pago de los seguros asociados a los daños del terremoto del 27 de febrero de 2010 derivaron en que el propio Jorge Rabié Uauy, presidente de la compañía, tomara la decisión de pedir la quiebra de la centenaria empresa de su familia.
Un conocedor del proceso dijo que "Rabié arrastraba un desorden en la gestión y las cifras, que no se notaba mientras había liquidez, pero salió a luz tras los problemas derivados del terremoto".
Sin embargo, ejecutivos de la empresa insistieron en que Rabié no llegó a pedir su quiebra por temas operacionales, sino por factores externos y por una mala inversión.
"El problema que tuvimos con el terremoto fue grande, pero también afectó que la familia decidiera entrar en el negocio de locales mayoristas en Santiago. No fue una buena inversión", explicó.
"Esta decisión implicó un esfuerzo que la empresa no pudo solventar. Se esperaba que con lo que las aseguradoras pagaran por los daños del terremoto volviera a salir adelante", afirmó el ejecutivo, quien explicó que la firma pasó de tener 5.500 productos en góndolas a una oferta de 2.800 artículos.
Rabié tenía seguros contratados con Chilena Consolidada, Mapfre, RSA y Penta Security. Pero la empresa asegura que las pólizas no fueron pagadas en su totalidad, por lo que inició un juicio arbitral en contra de las cuatro firmas.
Jorge Rabié demandó a las aseguradoras en 2012 por más de US$ 30 millones y, según consta en el anexo 3 de la solicitud de quiebra, el árbitro Juan Pablo Appelgren declaró que debían pagarle US$ 2,7 millones, lo que significó que la compañía quedara sin gran parte del capital que esperaba.
"Ante este escenario se buscó la alternativa del aumento de capital para mejorar la situación. Después vino la negociación con la familia Said Handal", dijo un ejecutivo de Rabié. Agrega que "las negociaciones duraron un año y medio y todos pensamos iban a entrar".
Un importante proveedor afirmó que los Said Handal estuvieron interesados al punto de que sostuvieron reuniones con más de 30 empresas del rubro para asegurarles que con su llegada la situación cambiaría: "Hasta mi oficina llegaron a decirme que desde ahora las cosas iban a cambiar. Y así lo hicieron con todos los demás, para que confiáramos".
En la administración cuentan que tras caerse esta operación "los Rabié se abrieron a vender el 100% y que las negociaciones posteriores no llegaron a buen puerto porque la banca fue muy dura y no estuvo dispuesta a aceptar un descuento de la deuda para evitar la quiebra".
Magnitud de la deuda
Recién cuando el síndico se junte con los acreedores se podrá saber la magnitud de la deuda de Rabié y el desglose. Cercanos al proceso dicen que la firma que pidió la quiebra adeuda US$ 120 millones y los acreedores son principalmente los bancos BCI y Santander y Unilever. Ayer BCI aclaró que la deuda total aproximada del Grupo Rabié asciende a US$ 150 millones: "De ese monto, sólo el 20% corresponde a deudas con la Corporación Bci -banco, leasing y factoring- por US$ 30 millones".
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