Duro castigo a hinchas italianos por caso de racismo ante el Milan

Seis aficionados fueron sancionados con cinco años sin entrar a un recinto deportivo, en una movida de la Federación del país que pretende erradicar los actos de racismo.




La Gazzetta dello Sport fue tajante. Por primera vez en la historia del fútbol italiano un partido se suspendía por racismo por decisión del árbitro, motivado por constantes silbidos y abucheos contra los jugadores morenos del conjunto de Milan.

Considerado como el cáncer del fútbol, el hecho ocurrió el pasado 3 de enero, en el encuentro amistoso entre el Milan y el equipo de la cuarta división, Aurora Pro Patria, que duró tan solo 26 minutos.  Kevin-Prince Boateng abandonó enfadado el campo, tras recibir constantes gritos cuando fue a lanzar un lateral frente a la fanaticada local. 

Tras casi una semana de ocurridos los incidentes, la justicia Deportiva de Italia determinó, tras la revisión de los videos y cámaras de seguridad del estadio, que seis hinchas del Pro Patria fueran sancionados con cinco años de prohibición de ingresar a estadios de fútbol.

La decisión del árbitro de suspender el partido y a la de la justicia de condenar a los involucrados fue elogiada en Italia. Lo preocupante es que el club ya estuvo involucrado en un hecho similiar, según consigna el diario Sport.

El presidente de la Federacion Italiana de Fútbol, Giancarlo Abete, señaló que "confío en que vengan aún millares de suspenciones por cinco años", quien días después del caso se reunió con la ministra del Interior de aquel país, Annamaria Cancellieri, para planificar cómo combatir el racismo en el Calcio.

En un comunicado en su sitio web, Pro Patria adopataron los castigos a los hinchas, adelantando que advierten que a futuro respaldarán las mismas medidas en caso que se vuelva a repetir un caso de racismo en su estadio.

La justicia dispuso, además, que Aurora Pro Patria debe enfrentar un partido a puertas cerradas.

En tanto, el árbitro del partido, Pasquale Marino, en declaracions al diario Sport señaló los incidentes como "de particular gravedad, como manifestación de discriminación racista".

Al cerrar, puntualizó que "el hecho de que se produjeran en un partido amistoso, carente de tensión por los resultados y de espíritu de competición, situaciones que, lejos de constituir una justificación, pueden considerarse como atenuantes para la sanción".

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