Eduardo Sacheri, escritor argentino: "En la novela hay un duelo entre el bien y el mal"

Llega La noche de la Usina, Premio Alfaguara 2016, que narra la historia de un grupo de amigos en el contexto de la crisis económica de 2001, en Argentina.




Un pueblo perdido en la pampa intenta construir su futuro.  Lejos, muy lejos de Buenos Aires, donde una crisis económica produce el estallido social. Es diciembre de 2001, y la gente sale a las calles a enfrentar a la policía bajo el lema "¡Qué se vayan todos!", mientras el Presidente renuncia y el dinero de los argentinos está retenido en los bancos. Los ecos de la crisis también llegan a O'Connor.

"Uno podría pensar que en un pueblo chico como O'Connor no hay modo de guardar un secreto. Y sin embargo la noche de la Usina es un secreto. Un secreto a medias, es verdad. Un secreto hecho de asuntos sabidos y confundidos a propósito, o por azar, o por las dos cosas", escribe sobre la localidad provinciana el autor argentino Eduardo Sacheri (1967), en su nueva novela La noche de la Usina.

La historia, una ficción surgida en torno a los días del "Corralito bancario", es protagonizada por un grupo de amigos, quienes proponen reunir dinero para realizar un proyecto que podría ser una salida a la miseria. La idea es adquirir unos silos abandonados en un predio agroindustrial. Pero todo va mal, ya que serán estafados. Así, Perlassi, Fontana, Belaúnde y Rodrigo planearán la venganza que ocurrirá en una noche imborrable en la zona donde funcionaba una usina.

"Viví ese periodo con una gran desolación, que fue la emoción predominante de ese tiempo. Sentir que a los argentinos se nos cerraban todos los caminos. Y en particular, como tenía a mis hijos muy pequeños, tenía la gran angustia de cómo iba a hacer para sostener a mi familia", cuenta al teléfono Eduardo Sacheri desde Buenos Aires, que con La noche de la Usina ganó el Premio Alfaguara de Novela 2016. El galardón, que incluye US$ 175.000, implica una gira continental, que lo tendrá durante este semestre recorriendo Latinoamérica. En octubre será el turno de Chile.

En estos últimos meses, el autor de la novela que inspiró la película El secreto de sus ojos, dirigida por Juan José Campanella, que ganó el Oscar a mejor película extranjera en 2010, sigue haciendo guiones. Lo hizo para esa cinta e igualmente para la exitosa película animada Metegol, también de Campanella. Ahora, Sacheri trabaja en la adaptación de Inés del alma mía, de Isabel Allende, para Chilevisión. La novela donde la escritora chilena narra la vida de Inés Suárez, la primera mujer española en llegar a Chile, quien participó activamente en la fundación de Santiago, y tuvo una relación con Pedro de Valdivia.

Efecto dominó

"En los libros de historia dirá que el 19 de diciembre de 2001 una masa rugiente de pobres lanzó una ola de saqueos a supermercados, almacenes... en las inmediaciones de la Capital Federal... Que el 20 de diciembre, el presidente De la Rúa renunció y abandonó la casa de Gobierno en un helicóptero... (...) Pero todo eso pasó en la tele, en la radio y en los diarios. Y pasó en Buenos Aires. En O'Connor lo que pasó fue que vivieron una Navidad famélica...", se lee en la primera parte de La noche de la Usina.

¿Qué más recuerda de ese periodo?

En ese tiempo yo era profesor de historia full time, entre la universidad y escuelas secundarias, y me pagaban en una seudomoneda que se llamaban Patacones, en Provincia de Buenos Aires, que no eran ni quiera pesos oficiales. Entonces la sensación de incertidumbre era mayor. Yo fui uno de los bendecidos que no perdió su trabajo. Pero nadie sabía hasta cuándo los Patacones te los iban a aceptar.

Imagino que con su novela se pueden hacer varias analogías políticas entre ese periodo y el kirchnerismo, la actual crisis económica, el gobierno de Macri, etc...

Trato de evitar, en general, el apresuramiento para juzgar los momentos históricos. Una cosa es hablar de la crisis de 2001, de la cual ya nos separan 15 años, y otra cosa sería juzgar positiva o negativamente un momento político inmediato. Creo que aún no hay los elementos necesarios para hacer un balance. Tiene que transcurrir tiempo para recién ahí aventurarse y opinar. Hay que tomar distancia cronológica de los sucesos para poder pensarlos en profundidad.

El jurado del premio señaló que la novela tiene "muchos ingredientes de lo mejor del thriller y el western".

Lo del thriller me resulta menos sorprendente, porque sí es cierto que la historia pretende construir un suspenso, hay un robo de por medio, y todo lo que eso implica, como un efecto dominó, entre unos sucesos y otros, que van generando una intriga, y que se supone conducen al lector por esa tensión, al menos esa es la pretensión. Ahora sí me llamó más la atención ( se ríe) la calificación de western. Tal vez el entorno rural, de un pueblo pequeño. No hay un duelo en la calle principal del pueblo, pero sí creo que en la novela hay un duelo entre el bien y el mal, y los protagonistas encarnan ciertos valores muy básicos del bien y el mal, entonces quizá por ese lado empiezo a entender lo del western.

En la novela, en un momento hay un apagón, el pueblo queda sin luz, y algunos habitantes que no se habían visto se encuentran...

De mi parte no hay una búsqueda simbólica o metafórica, sino estrictamente argumental, pero si algún lector encuentra símbolos y metáforas eso significa que se involucró en el libro y eso es lo mejor que me puede pasar si sucede. Pero no soy partidario de hacer explícitas esas metáforas. Son necesidades de la trama. En la ejecución de ese plan hay, por un lado, la improvisación y la desmesura de la inexperiencia. Mis protagonistas están lejos de poder medir con exactitud las consecuencias de sus actos. Hay más torpeza, que exactitud. Cuando veo una película sobre un robo, a veces, me fastidia la exactitud.

¿Ha vuelto a trabajar en proyectos de cine?

Sí, en un proyecto de televisión para Chilevisión, que tiene que ver con adaptar Inés del alma mía, la novela de Isabel Allende, en una serie de ocho capítulos. Y estoy trabajando el guión junto a Luis Barrales. Estamos entusiasmados porque la historia está muy buena, y claro hay que rescatar la esencia del libro y a la vez convertirlo en algo cinematográfico, y eso me tiene bastante atareado en la revisión final de los guiones.

Como historiador, imagino que le atrajo la trama de la novela.  

Sin duda, es interesante, pero igualmente he tenido que leer bastante. Siendo argentino, te confieso que lo que uno aprende de la Conquista de Chile es muy rudimentario, pero la verdad es que la novela de Isabel Allende es tan amplia y está tan bien documentada, en su parte histórica, además en lo que le suma de ficción, que me resultó muy cautivante, y espero estemos a la altura de la historia real y de la historia construida por Allende.

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