EEUU advierte a Rusia que entrar con convoyes de ayuda a Ucrania sería "invasión"

Cualquier ayuda puede canalizarse a través de organizaciones internacionales, por lo que "no hay ninguna razón lógica por la que Rusia deba querer suministrarla", afirmó la embajadora estadounidense ante la ONU.




Estados Unidos avisó hoy a Rusia de que cualquier nueva intervención en territorio ucraniano, incluso "bajo el pretexto de la ayuda humanitaria", sería "inaceptable" y equivaldría a una "invasión".

"La situación humanitaria requiere respuesta, pero no por parte de aquellos que la han causado", defendió ante el Consejo de Seguridad la embajadora estadounidense ante la ONU, Samantha Power, después de que Moscú plantease esta semana el envío de convoyes humanitarios al este de Ucrania para asistir a la población.

Según Washington, las autoridades ucranianas ya han abierto corredores en esa zona del país y están respondiendo de forma adecuada a la crisis. 

Cualquier esfuerzo adicional en términos de ayuda, dijo Power, puede canalizarse a través de organizaciones internacionales, por lo que "no hay ninguna razón lógica por la que Rusia deba querer suministrarla". 

"Cualquier nueva intervención unilateral de Rusia en territorio ucraniano, incluida bajo el pretexto de la ayuda humanitaria, sería completamente inaceptable y muy preocupante. Y sería vista como una invasión de Ucrania", dijo la diplomática.

La clara advertencia de Estados Unidos, que ya se había opuesto a la idea rusa, llegó hoy en un debate en el Consejo de Seguridad sobre la situación humanitaria en Ucrania convocado a iniciativa de Lituania.

La cita fue la segunda de este tipo esta semana, después de la impulsada por Rusia el martes para plantear la posibilidad de enviar sus propios convoyes de ayuda a la población ucraniana.

Power, en su intervención de hoy, arremetió también contra la idea rusa de enviar fuerzas de paz al este de Ucrania. 

"Una fuerza de pacificación rusa en Ucrania es un sinsentido: en cada paso de esta crisis, los rusos han saboteado la paz", opinó la embajadora estadounidense, quien recordó que la anexión de Crimea llegó después de que un "Gobierno títere pidiese a Rusia el envío de tropas para restaurar la paz" y que aludió también al precedente de la región georgiana de Osetia del Sur. 

En la misma línea, el embajador británico, Mark Lyall Grant, acusó a Rusia de "atizar el conflicto" y de querer ahora intervenir con acciones unilaterales ante la situación humanitaria que "ella misma ha manufacturado", en lugar de cooperar con las agencias internacionales.

"Rusia es el problema, no la solución", denunció Lyall Grant, que dijo a Moscú que si quiere contribuir lo mejor que puede hacer es financiar las actividades humanitarias de la ONU y detener su apoyo a los "grupos armados ilegales".

Mientras Occidente insistió en sus críticas a Moscú, el embajador ruso, Vitaly Churkin, denunció una vez más la campaña militar ucraniana contra los separatistas y pidió un "cese inmediato de las hostilidades" para poder responder a la situación humanitaria en el este de Ucrania. 

El debate se enfocó sobre el último informe sobre la situación de los derechos humanos en el país hecho por la ONU, en el que se acusa a los grupos separatistas de imponer a la población las consecuencias de una "ruptura total de la ley, del orden y el reino del terror".

Churkin criticó la "falta de objetividad" del documento presentado por la Oficina de la alta comisionada para los Derechos Humanos a finales de julio y aseguró que ofrece una "imagen muy sesgada" de lo que está ocurriendo en Ucrania.

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