El ataque armado que remeció al Sótero del Río
Vulnerando las medidas de seguridad, la noche del lunes un hombre disparó a metros de distancia a un paciente. Un supuesto ajuste de cuentas sería la principal hipótesis que maneja la fiscalía. Así se revela la desprotección de los funcionarios de la salud pública en las zonas conflictivas.
Era justo el momento de cambio de turno en el Hospital Sótero del Río, en Puente Alto. Dos hombres y dos mujeres llegaron a preguntar por un paciente al mesón de la unidad de traumatología, en el tercer piso del establecimiento.
Mientras tres conversaban con el personal, el cuarto integrante del grupo ingresó a la unidad, sin que nadie lo notara. Ningún guardia de seguridad controlaba el acceso, ya que minutos antes había terminado su jornada de trabajo.
Elizabeth Fuentes, auxiliar de apoyo del recinto, se alistaba a dejar la unidad de traumatología e irse a su casa, cuando pasadas las 20.00 se encontró en el pasillo de la sección con el joven apuntando con una escopeta al último box.
"Entró un chico vestido con una chaqueta café con capucha y unos jeans. Era joven, bajo, moreno y delgado. Cuatro metros antes de que llegara a la pieza donde estaba el paciente, sacó una escopeta escondida en la chaqueta y disparó hacia la habitación. Luego vi cómo arrancaba con el resto por una puerta de escape", relata la funcionaria.
Según Carabineros, el grupo huyó en un auto negro marca Hyundai, modelo Tucson, mientras Elizabeth, junto a otros cuatro paramédicos, fueron a auxiliar al herido.
"El estaba consciente, el disparo le llegó al abdomen. Se veía asustado, me dijo que lo venían a matar. Incluso se comunicó con sus familiares por celular y les dijo que le habían venido a disparar. Ahí le quitaron el celular y se lo llevaron inmediatamente a pabellón", sostuvo la mujer.
En total, en traumatología había 48 hospitalizados y tres de ellos se encontraban en la misma pieza que Rodrigo Inostroza Rivera (35), quien se ubicaba en el box número 45.
Tras el disparo, Inostroza quedó con heridas graves. Estaba hospitalizado desde el viernes en el recinto, por presentar lesiones en una de sus piernas, como consecuencia de otro impacto de bala. Además, contaba con antecedentes penales. Según la Fiscalía Sur, una de las líneas investigativas del homicidio frustrado sería un posible ajuste de cuentas. El hecho despertó la preocupación en los funcionarios del establecimiento. La misma trabajadora que presenció el incidente señaló que "es necesario poner más guardias y carabineros, más vigilancia, sobre todo en las noches. Este lugar tiene los accesos muy abiertos, aquí puede pasar cualquiera y nadie se da cuenta". Samuel Gálvez, presidente de la Federación de Trabajadores del Hospital Sótero del Río, indicó que "la situación es muy preocupante. Los guardias no tienen ningún tipo de defensa porque no pueden ocupar armas".
La misma sensación de inseguridad está en la ex Posta Central. Así lo ratificó un guardia del recinto, quien dijo que "uno puede actuar en el hospital pero de forma limitada. A veces uno ve su propia integridad física amenazada, pero afortunadamente no es a diario".
Según Oscar Riveros, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fenats), la preocupante situación se amplía a otros centros asistenciales. "Es algo que ocurre en otros establecimientos del país, y aquí en Santiago ocurre en el Hospital El Pino, el Padre Hurtado y el Sótero del Río".
En el Hospital El Pino, en San Bernardo, una vez "llegó a urgencia un paciente herido, y mientras era reanimado, entró una mujer y lo atacó con un arma blanca. Aparentemente, el paciente había asaltado la casa y le dispararon y, no contentos con eso, lo apuñalaron", relató un médico del centro hospitalario. Riveros dijo que en el mismo centro, "hace poco tiempo hubo una balacera en la sala de espera, entre bandas que esperaban a sus respectivos heridos". Al respecto, la subsecretaria de Redes Asistenciales, Angélica Verdugo, dijo que "lamentamos el hecho ocurrido. Este tipo de situaciones al interior de las salas de hospitalizados son absolutamente puntuales". Según datos de los servicios de salud de la Región Metropolitana, existen cuatro casos de violencia armada desde 2004 a la fecha en los sectores de hospitalizados de los recintos asistenciales.
Consultada por el hecho, la empresa Inter-Con Security, la cual entrega servicio de guardias al hospital, declinó referirse al tema.
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