El camarín de la "Roja" espera un nuevo cara a cara entre Herrera y Valdivia
Con la nominación del "Mago" y el seguro llamado del arquero, Sampaoli junta a dos reconocidos rivales. El inicio del conflicto se puede fijar en el clásico de 2005. Acá te lo recordamos.
Poco a poco, con amistosos y viajes, Jorge Sampaoli fue moldeando la nómina con la que enfrentará los primeros duelos del principal desafío para el que fue contratado en la "Roja": las eliminatorias para el Mundial de Brasil. Ya citó e hizo jugar a Johnny Herrera, eterno postergado de Marcelo Bielsa y Claudio Borghi (con quien además cruzó duras críticas) y ahora, con los encuentros ante Perú y Uruguay en el camino, sumó a Jorge Valdivia, el último de los sancionados por el "Bautizazo" en volver.
Y una de las grandes preguntas que surge apunta a que si se concreta el llamado del portero (falta la citación de los jugadores locales,) se producirá el reencuentro con el volante de Palmeiras, reconocidos "enemigos".
Aunque ya arrastraban diferencias, el primer gran conflicto entre ambos ocurrió en abril de 2005, en el 1-1 entre Universidad de Chile y Colo Colo del Apertura que tuvo cinco expulsados. Herrera y Valdivia encendieron ese clásico luego de que el portero amagara golpear al volante, agarrándolo con fuerza del pelo tras el empate albo.
Además, y cuando compartió camarín con el "Mago" en la Selección Chilena de ese año, el arquero de los azules calificó a Valdiva, de "medio desequilibrado" y de "no ser una persona muy correcta y normal".
Al año siguiente, en tanto, el volante dijo que eran "estúpidas" las palabras de Herrera, quien comentó que en Brasil "había cinco "Valdivias" en cada club", menospreciando el traspaso a Palmeiras.
El año pasado, en un viaje a Brasil la "U" entrenó en las instalaciones del Palmeiras. Valdivia se acercó y conversó con varios jugadores, como el capitán José Rojas, pero con Herrera ni siquiera se saludaron.
Los dos, cada uno por su lado, han sido protagonistas de muchas otras situaciones polémicas dentro y fuera de la cancha. Pero Sampaoli tomó el riesgo de juntarlos en un camarín.
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