El caso de Héctor Toledo: La mayor sanción en el fútbol chileno
La indignación de un defensor y el posterior puñetazo al árbitro de turno, se tradujo en un castigo sin precedentes de 30 fechas de suspensión, además de una condena de 41 días de prisión.
Marco Antonio Figueroa entró con escándalo al listado de los castigos más duros en el fútbol chileno, luego de recibir una ruidosa sanción por sus acciones en el partido que jugó Cobreloa y Ñublense en la última fecha del torneo de Clausura. La polémica tras su expulsión y su episodio con el micrófono ambiental de CDF le significaron 25 fechas lejos de las canchas, un castigo con pocos precedentes en el medio.
Casos similares no son habituales, pero los pocos que hay son ampliamente recordados. Es lo que le sucedió a Héctor Toledo, defensor de Lota Schwager que en 2001 fue protagonista de una controversia que terminó marcando el hito más importante (y nefasto) de su carrera. No pasaron a la historia ni sus cruces ni su fiereza defensiva, sino el golpe en la cara que le propinó al árbitro René de la Rosa en 2001 y su posterior sanción.
En el estadio Carlos Dittborn, por el torneo de Primera B, de la Rosa cobró penal en favor del local Deportes Arica. Toledo no quedó para nada de acuerdo con el cobro y su respuesta fue enviar al suelo con su puño al juez. El castigo que provino desde la ANFP para el zaguero fue tan duro como el golpe que lanzó: 30 partidos marginado.
Pero no fue todo, el jugador también fue el primero en recibir castigo en el marco de la Ley de Violencia en los Estadios. La justicia civil le asignó en primera instancia una pena de 541 días de cárcel. Toledo apeló; dijo que en el momento no pensó en las consecuencias, y que las disculpas entregadas al árbitro deberían ser una atenuante en su caso. Tras dos años de trámites, se determinó la condena en 41 días de reclusión nocturna efectiva.
"Me están condenando como si fuese un delincuente, cuando sólo cometí un error en mis 25 años de futbolista profesional", dijo tras la resolución de su caso. Sobre su reacción, trascendieron versiones de una posible depresión y cambios de personalidad, pero no fueron nunca confirmadas.
Es la historia de Héctor Toledo, que al menos pudo contar que tras los 30 partidos y 41 días en la cárcel, pudo volver a jugar en el fútbol profesional. Lo hizo en marzo de 2004, con la misma camiseta de Lota Schwager.
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