El complicado presente que vive Sebastián Pinto en Turquía
El chileno pasó de ídolo a moneda de cambio en Bursaspor. Desde hace tres meses no lo hacen jugar y le han impedido irse a Brasil, Rusia y China.
El 31 de diciembre pasado, Sebastián Pinto aterrizó en Brasil con la ilusión de que el año nuevo le traería buenas noticias en lo futbolístico. Sin chances de jugar en Bursaspor por decisión técnica, avalada por los directivos, el ariete llegó hasta Salvador para firmar por Bahía, el cuadro más popular de la ciudad.
"Estuve casi 10 días en la ciudad, cerrando la negociación. Habíamos, incluso, llegado a un arreglo en lo económico. Allá me iban a presentar en cualquier momento. De pronto, un llamado desde Turquía me obligó a devolverme a Bursa. Los directivos decidieron dejar sin efecto el acuerdo y no me quedó otra que regresar", recuerda Pinto, quien desde ahí quedó en medio de una disputa dirigencial de la que todavía no logra salir.
Desde que el entrenador alemán Cristoph Daum le comunicó que no lo tendría en cuenta, Pinto sabía que su etapa en Turquía no podía prolongarse mucho más. Incluso, señala, que hace seis meses les comunicó a los dirigentes que le buscaran una salida para que ambas partes se vieran beneficiadas. Sin embargo, jamás tuvo una respuesta hasta que se comunicaron a su celular mientras estaba a punto de firmar su contrato con Bahía.
"Muchos me preguntan por qué no juego. Ni yo lo sé. Desde hace más de tres meses que no lo hago. Ni un minuto. Imagínate cómo estoy. Justo en el año del Mundial me ocurre esto", cuenta el chileno, que llegó a Turquía en enero de 2012.
Goleador y figura del cuadro otomano hasta hace poco más de un año, todo cambió para él tras la muerte de Ibrahim Yazici, entonces presidente del club, en abril pasado. La nueva directiva entendió que todos los extranjeros que habían llegado antes, quedarían en evaluación, entre ellos Pinto.
"No sé si me consideraban uno de los preferidos del presidente que murió. Pero todo cambió desde ese momento. El argentino Pablo Batalla sufrió lo mismo. Por suerte logró salir. A mí, en cambio, me lo impiden y eso que ni siquiera me hacen jugar", explica el ariete, que en 48 partidos con la camiseta del cuadro verde acumula 19 tantos.
Desde que volvió a Turquía a mediados de enero, Pinto sólo puede entrenar con el primer equipo. Los dirigentes y el cuerpo técnico fueron claros con él, en cuanto a que mientras no resuelva su situación, no volverá a entrar a una cancha.
"La verdad es que no sé qué significa eso de que resuelva mi situación. Si todas las ofertas que les presento me las rechazan. No sé por qué me están haciendo la guerra. Si quieren que me quede, feliz lo hago. Me queda un año y medio de contrato. Pero que me hagan jugar o me den la chance de pelear un puesto. Pero ni eso", cuenta.
A su frustrado arribo a Brasil, en las últimas semanas ha sumado negativas de los dirigentes para traspasarlo a Rusia y China, desde donde clubes se han mostrado interesados en el ariete, que, pese a todo, no pierde las esperanzas de que las cosas cambien.
"Sólo quiero mostrarme. Pido jugar. Si no lo hago, no tengo cómo ilusionarme con el Mundial. Es así de simple. Quiero al menos luchar por esa chance, aunque sea mínima", cierra.
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