El día en que las amenazas se hicieron realidad
Pasadas las 14 horas, Santiago se paralizó con un bombazo en las galerías Subcentro, aledañas al metro Escuela Militar. Con 14 lesionados, el atentado explosivo fue el peor en 24 años.
Los platos del Ricatto's quedaron a medio comer sobre la mesa. A las 14.06 horas, sus clientes huyeron despavoridos al sentir el estruendo. Cientos de transeúntes y trabajadores de la galería Subcentro percibieron lo mismo. Algunos lo confundieron con un accidente automovilístico, algo bastante común en los alrededores del Metro Escuela Militar, o una explosión de un balón de gas. La realidad era muy diferente.
Eso que los espantó fue el sonido de un extintor repleto de un kilo de pólvora negra, conectado a un dispositivo con un reloj análogo, explotando dentro de un basurero situado en el pasillo del ala norte del Subcentro. El radio de expansión golpeó con violencia a los locales aledaños: el restorán de comida rápida Juan Maestro -inaugurado hace menos de un mes-, la tienda de lentes Top Sol y otra llamada Desde 390 pesos, destrozando los vidrios de las vitrinas y botando la mercadería.
El cajero de Ricatto's, Hernán Capdeville, salió al pasillo y se encontró una nube de humo. Entre los gritos distinguió una voz familiar que pedía auxilio. Al acercarse se dio cuenta de que era Marta Hernández (61), una de las encargadas del aseo, que barría las baldosas cerca del basurero en el momento de su estallido. Perdió parte del dedo anular de la mano derecha. "Todo olía a pólvora y se veía bien poco. Luego vi a otro señor caminando hacia afuera y que luego se desmayó. Habían existido alertas de bomba, pero nunca nos esperamos esto", contó Capdeville, quien luego regresó a cerrar la caja para evitar robos. Se sorprendió al ver que varios comensales regresaban para pagar su almuerzo.
Una de las cocineras del Ricatto's, Silvana Bobadilla, también salió al pasillo junto a Capdeville. Caminó dando pasos en falso sobre el vidrio molido. "Parecía un campo de batalla", relató. Los guardias activaron el protocolo de seguridad y llamaron a Carabineros mientras asistían a los heridos. Las 14ª y 20ª compañías de Bomberos fueron las primeras en llegar al lugar, cerca de las 14.15, seguidas de la 4ª y 5ª. Unos 15 minutos después, las ambulancias del SAMU ya llevaban a los heridos a diferentes centros asistenciales del sector oriente de la capital, como la Clínica Las Condes, Alemana, Hospital ACHS y Hospital del Salvador. Las víctimas con lesiones más complicadas eran María Sylvia del Carmen Novoa Espinoza, de 67 años, quien sufrió una fractura expuesta en la tibia derecha, Jorge Luis Arias Riera (36), con una fractura en la pierna izquierda tras el impacto de un pedazo metálico del basurero y Benjamín Ulloa Correa (24), que terminó con una fractura en la pelvis. En total, siete personas sufrieron heridas de diversa gravedad y otras siete terminaron con trauma acústico, para un saldo de 14 lesionados al cierre de esta edición. Era el peor atentado con bomba desde que Chile volvió a la democracia, hace ya 24 años.
Control de daños
Antes de que la Presidenta Michelle Bachelet se enterara de lo ocurrido, lo hizo su madre, Angela Jeria, que vive a algunas cuadras de Escuela Militar. Ella compraba por los alrededores de Subcentro cuando ocurrió el bombazo. Por la gravedad de los hechos, Bachelet se vio obligada a reaccionar como si hubiera estado ahí. Luego de intervenciones del vocero, Alvaro Elizalde, y del ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, que anunció un Consejo Operativo de Seguridad extraordinario para lidiar con la crisis y rechazó el uso político de esta contingencia para atacar al gobierno, fue el turno de la Jefa de Estado para hablar, al momento de visitar a los heridos en la Clínica Las Condes. Eran cerca de las 18.00.
"Nos parece que este es un acto abominable y vamos a usar todo el peso de la ley, incluso invocando la 'Ley Antiterrorista', porque los responsables tendrán que responder (...) Vamos a trabajar para protegerlos", afirmó.
En Escuela Militar, el fiscal especial Christian Toledo y un gran contingente de carabineros del GOPE y la Dipolcar se constituían en el lugar para las pericias protocolares. Luego de varias horas de extracción de evidencia, incluidas las grabaciones de las 18 cámaras de seguridad de Subcentro, Toledo dio las primeras luces de lo ocurrido, descartando la conexión con un auto Chevrolet blanco que se comentaba a esas alturas de la tarde: "Fue una bomba artesanal muy similar a la del metro Los Dominicos. No hubo llamados de advertencia anteriores a ninguna oficina de Carabineros, sólo después del bombazo. Adentro no se ve tanta destrucción".
Sólo al anochecer, algunos funcionarios de los locales afectados del ala norte pudieron retirar su objetos personales. No había electricidad (no hay generador propio) lo que dificultaba mover las cortinas metálicas y evaluar el real alcance de los daños. Uno de los dueños de Subcentro, Marcello Corbo -hijo de Vittorio Corbo-, se mostró apesadumbrado por el hecho, pero destacó la reacción de su personal. "Tomamos resguardos, pero no podemos tener ojos en todos lados. Nuestra gente está en shock", explicó.
Cuando ya no quedaba nadie más que la guardia nocturna, Miguel Angel Fritz, empleado de aseo de Metro entró a la galería. Su tarea, habitualmente tediosa, era esta vez aun más ingrata. "Estamos todos espirituados después de esto. Tenemos miedo de meter las manos en el lugar equivocado".
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