El efecto de la remuneración de los ejecutivos en el desempeño de sus empresas

Varios estudios tratan de revelar el tipo de relación que existe entre los incentivos a los principales gerentes de una firma y el posterior desempeño de ésta y la rentabilidad para sus accionistas. En muchos casos, la ecuación es negativa.




A partir de los errores de gestión que produjo la crisis financiera, los académicos han impreso un renovado impulso al estudio de la relación entre las remuneraciones y los resultados de las empresas, principalmente en EEUU.

En el último par de meses, dos nuevos trabajos sugieren que, mientras mayores son las remuneraciones de los altos ejecutivos, peor puede ser  el desempeño de sus empresas y el retorno para sus accionistas.

Títulos como "¿Se le paga a los CEO en virtud de su suerte?: A aquellos sin principios, sí" (Quarterly Journal of Economics) y "Todo se trata de mi: CEO narcisistas y su efecto en las estrategias y desempeño de las empresas" (Administrative Science Quarterly), han abordado el tema durante años.

En 2005, el profesor de Columbia y ex presidente del Consejo de Asesores Económicos de George Bush, Glenn Hubbard, criticó un trabajo de Lucian Bebchuk, de Harvard, diciendo que "si los mercados están funcionando muy bien, ¿por qué nos debiera importar esto? (remuneración de ejecutivos)".

Pero ese mismo año, el economista financiero de la Universidad de Chicago, Raghuram Rajan, presentó su famoso paper "¿Ha hecho más riesgoso al mundo la evolución financiera?". En éste, explicaba cómo los ejecutivos en ese mercado, a cambio de enormes compensaciones, han elevado su toma de riesgos. Si bien éstos podían ser bien administrados, ocultaban grandes perjuicios una vez materializados.

Algo similar intentan demostrar Bebchuk -a quien Hubbard criticó- y Raghavendra Rau, de Purdue University, en Indiana, pero en el plano más general de los gerentes generales, o chief executive officers (CEO). En octubre, Bebchuk y dos académicos publicaron un extenso estudio, "La tajada de los CEO", según el cual -y tras un análisis a más de 2.000 empresas y 3.256 CEO- las remuneraciones de éstos están negativamente asociadas a una variedad de medidas de desempeño empresarial: menor rentabilidad, menor retorno de las acciones, y mayor probabilidad de que el ejecutivo obtenga opciones al menor precio registrado en un mes.

Bebchuk ve una clara asociación entre la paga de un CEO y los "problemas de agencia", dilemas que surgen de la diferencia de intereses que a veces se producen entre los dueños de una firma (más largoplacistas) y la administración de ésta.

Un segundo estudio, de Rau, provee incluso cifras duras: con la misma base de datos de Bebchuk, la ExecuComp, de Standard and Poor's, el decil de empresas con los CEO mejor pagados, con un promedio de US$ 22,7 millones, causa pérdidas a los accionistas equivalentes a US$ 2.390 millones. En "¿Desempeño por paga? La relación entre remuneración e incentivos a los CEO y la evolución del precio de la acción", Rau encuentra evidencias de que las remuneraciones están negativamente relacionadas a las rentas que reciben los accionistas hasta por cinco años después de establecerse. 

Eso no es evidente en las firmas con CEO con menor paga, en el estudio de Rau. Según él, la fracción de las remuneraciones que corresponde a incentivos es la más negativamente asociada al peor desempeño bursátil de la firma, mientras que el salario fijo no tiene incidencia. Así, dice que sus resultados son consistentes con la hipótesis de que los gerentes sobreoptimistas (no siempre los mejores) aceptan grandes montos de paga por incentivos.

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