El mito de Ícaro revive en inédita ópera rock

Hasta mañana se presenta en el Anfiteatro Juventud de Providencia este montaje que quiere revivir en Chile el género que hizo furor con Jesucristo Superestrella.




Fue el momento más poderoso y aplaudido de la noche. El intérprete Gonzalo Cuadra recibe sus alas de cartón y alambre, desde el techo del teatro, y se eleva. Su personaje Ícaro ha logrado el deseo de su vida: volar hasta el sol para escapar de la torre donde el rey Minos lo tenía prisionero. Al mismo tiempo Cuadra, el cantante que lo encarna, ha hecho realidad el sueño de toda una compañía: dar vida a la primera ópera rock creada integralmente en Chile.

Anoche, el Anfiteatro Juventud de Providencia, un lugar íntimo y con capacidad para no más de 400 personas, se repletó para el estreno de Ícaro, la original creación musical de Raimundo Guzmán, actor y dramaturgo, y Tomás Pinedo, compositor, que se presenta hasta mañana, a las 21 horas (precios entre $ 5000 y $ 15.000).

Es una propuesta arriesgada: 25 intérpretes en escena y 20 músicos en vivo debían convencer al público que el mito griego de Ícaro y Dédalo era posible de revivir en clave rock. Salieron airosos. A pesar de algunos problemas de audio y los claros nervios, el público aplaudió el montaje donde destacaron los personajes de Ícaro y el dios Dionisio, interpretado por Germán Pinilla. "La idea es revivir el género de la ópera rock en Chile. Nuestros referentes son obras como Jesucristo Superestrella o Tommy, de The Who, que fueron éxito en los 70. Este es un género interesante porque hay espacios para el drama y el humor. Hay canciones potentes y alegres, sin caer en lo superficial", dice Guzmán.

El diseño integral está a cargo del destacado artista Germán Drogetti, famoso por su trabajo en el Teatro Municipal, quien elaboró una minimalista escenografía que contrasta con los coloridos y contemporáneos vestuarios del elenco. Destaca, sobre todo, el del dios Dionisio, a quien Drogetti convirtió en una verdadera estrella rock, mezcla entre David Bowie y Bono, vocalista de U2.

La orquesta, dirigida por Gonzalo Pinedo, padre del compositor, también se caracteriza por combinar música clásica y rock: mezclando violines y chelos con guitarras eléctricas y baterías. "Las canciones son todas originales y tienen influencias clásicas inspiradas en piezas clásicas como las del ruso Sergei Rajmaninov y en con sonidos del rock de los setenta como Black Sabbath y Deep Purple", dice Tomás Pinedo, director musical de la Escuela Moderna de Música.

La ópera rock narra la historia de Dédalo, quien para huir de la torre donde el rey Minos lo tiene prisionero, construye unas enormes alas con plumas que su hijo Ícaro, prisionero también, debe encontrar. El montaje está dividido en 19 canciones que describen la tragedia del encierro, el escape de Ícaro, su ambición de volar hasta el sol y su muerte. "La obra es interesante desde el comienzo, porque al ser un mito se puede interpretar de distintas formas. Habla de la educación, de las relaciones familiares y de rebeldía. Ícaro se rebela contra su padre y contra la sociedad. Los personajes están conscientes de que van al abismo, tienen un espíritu trágico y en eso nos parece que hay una condición de transgresión que está íntimamente ligada al rock. Por eso no somos un musical ni un ópera clásica, sino una ópera rock", dice Guzmán.

Luego de sus presentaciones en Providencia, el montaje, auspiciado por la Universidad San Sebastián por un costo cercano a los 20 millones de pesos, planea hacer una gira donde la casa de estudios tiene sede: en Concepción, Valdivia, Osorno y Puerto Montt.

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