El modelo de políticas de seguridad en el tránsito que está exportando Suecia
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, busca reducir las muertes y los accidentes de este tipo.
En 2013, los accidentes de tránsito en Nueva York dejaron heridas a casi 55.000 personas y provocaron la muerte de 286, casi tantas como las víctimas por armas de fuego (333). La mayoría de esos fallecidos (176) eran peatones, donde los más vulnerables fueron los niños y las personas de edad avanzada. Con el objetivo de reducir esas cifras, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, quien asumió el mando de la ciudad el pasado 1 de enero, decidió importar la iniciativa Vision Zero, un ambicioso plan creado en Estocolmo, Suecia, donde han logrado la tasa de mortalidad por accidentes de tránsito más baja del mundo.
Se trata de una campaña que fue aprobada por el Parlamento sueco en 1997, como un conjunto multidimensional de políticas públicas destinadas a eliminar las muertes y lesiones graves por culpa del tráfico automotor. Para eso pusieron en marcha un plan para rediseñar calles que obliguen a los usuarios a conducir a velocidad reducida, con vías separadas y seguras para los peatones y los ciclistas. En ese sentido, el plan sueco estableció como premisa que la imperfección humana está detrás de los accidentes, por lo que es tarea de los ingenieros viales y de la tecnología mitigar esos efectos. Así, el modelo es partidario de las rotondas, lomos de toro y barreras entre las veredas y la calle, algo que si bien puede aumentar la cifra de choques y heridos leves, redujo casi a cero los accidentes graves.
Además, la iniciativa también apuesta por los límites de velocidad, que en algunos casos llega hasta los 30 kilómetros por hora en ciertas vías; la extensión de medidas automatizadas, como cámaras de monitoreo, y campañas sostenidas de concientización pública. Y en todo esto es fundamental el trabajo con los conductores de vehículos de transporte, ya sean camiones, buses o taxis. De hecho, en Suecia la enorme mayoría de los buses escolares y de los transportes públicos cuentan con un dispositivo para controlar el nivel de alcohol que impide que el motor del vehículo pueda ser encendido si el conductor no está sobrio. Incluso un tercio de los taxis suecos también tienen esa tecnología.
Los resultados están a la vista: el año pasado hubo en toda Suecia 264 muertes a consecuencia de accidentes de tránsito, menos de la mitad de las que se produjeron en 1997, cuando se puso en marcha Vision Zero. La tasa de mortalidad por esta causa en Estocolmo es de 1,1 muertes por cada 100 mil habitantes, mientras que la tasa de Suecia en de 2,7 por cada 100 mil.
Pero los esfuerzos por reducir las cifras no ceden. Precisamente para bajar las muertes de peatones y ciclistas, que no descendieron tanto como las de quienes iban a bordo de los vehículos, está en estudio para ser aplicado en Estocolmo un tipo de pavimento que absorbe la energía y amortigua las caídas, como destacó un artículo del diario The New York Times.
Si bien hay similitudes entre las ciclovías, las islas para peatones y un sistema de transporte público bien diseñado de Nueva York y los de Estocolmo, los directivos de Vision Zero y las autoridades de Nueva York trabajan para ajustar las particularidades de la ciudad norteamericana donde se hablan 800 idiomas, casi 14.000 taxis y 8,4 millones de potenciales vehículos. No por nada descartan de plano elementos como las rotondas o se ríen de las plazoletas divisorias planteadas por los suecos. Factores que no atemorizan a De Blasio, quien se ha propuesto llegar a 2014 con cero víctimas mortales de tránsito.
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