El museo ruso Hermitage se globaliza con sede holandesa
La institución que rescata la riqueza de la época zarista abre sucursal permanente en Amsterdam. La pinacoteca (con obras de los maestros flamencos, esculturas griegas, Da Vinci e impresionistas franceses) quiere ser una marca reconocida en el mundo.
Mijaíl Piotrovski, director del Museo del Hermitage, estaba el jueves de muy buen humor. Tanto, que durante la presentación en Amsterdam de la primera sede del gran museo alejada de San Petersburgo, se permitió bromear con la historia reciente. "Espero que me hagan ustedes las preguntas adecuadas para mis respuestas", dijo, parafraseando a Henry Kissinger, secretario de Estado estadounidense en plena Guerra Fría. De esa forma lúdica, pretendía demostrar la misma seguridad del hábil político estadounidense.
La sede es un antiguo asilo del, siglo XVII que conserva la fachada pero luce un interior ultramoderno y acogerá de forma periódica las colecciones de la famosa pinacoteca rusa. La primera muestra es La corte rusa, palacio y protocolo en el siglo XIX. La reina Beatriz de Holanda, y el Presidente ruso, Dimitri Medvedev, la inauguraron este viernes.
El Hermitage de Amsterdam no es sólo ya el museo más moderno del país. Con sus nueve mil metros cuadrados de superficie, auditorio, tiendas, centro de estudio y un Hermitage para niños, se postula asimismo como el mejor escaparate de los tesoros guardados por la casa madre rusa. Más de tres millones de obras de arte antiguo, cuadros, porcelanas, ropajes, monedas, armaduras y libros, coleccionados por los zares durante siglos.
Ellos se apasionaron por las obras de los maestros flamencos, los españoles Murillo y Zurbarán, las esculturas griegas y renacentistas, las madonnas de Leonardo da Vinci y Rafael, o los impresionistas franceses. Sus compatriotas desean convertir el museo en una marca. "En un concepto global capaz de acercar la colección a otro público hasta dar en el futuro todavía un paso más: el Hermitage en internet", afirmó Piotrovksi. En Holanda, su visión encontró enseguida eco. Sobre todo porque Ernst Veen, empresario cultural y director del Hermitage de Amsterdam, tenía la idea de abrir una dependencia de estas características.
A diferencia de otras sucursales artísticas, el Hermitage de Amsterdam cuenta con una dirección independiente. "Pedro el Grande vino a Holanda a aprender a construir barcos, y acabó trasladando el plano de Amsterdam a San Petersburgo", recordó Veen. "Si lo miran bien, esta es una forma de hermanar dos ciudades que se miraban mutuamente", subrayaría luego una de las expertas holandesas que mostraba los impresionantes trajes de la corte rusa. La muestra permanece hasta el 31 de enero de 2010. Los preparativos de la siguiente, dedicada a Braque, Matisse y Picasso, han empezado ya.
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