El Nobel de Economía, prestigioso pero poco escuchado

El galardón, que oficialmente se denomina "premio del Banco de Suecia en  ciencias económicas en memoria de Alfred Nobel", se atribuirá este lunes, en Estocolmo. <br>




El premio Nobel de Economía, que se  anunciará el lunes, dará a uno o varios economistas un gran prestigio, pero  ninguna garantía de ser escuchados por los responsables de la política  económica, que desdeñan o no llegan a aplicar sus teorías.

El galardón, que oficialmente se denomina "premio del Banco de Suecia en  ciencias económicas en memoria de Alfred Nobel", se atribuirá este lunes, en Estocolmo.

El anuncio cerrará la temporada de los Nobel, marcada por la consagración  de los padres del bosón de Higgs (Física), Alice Munro (Literatura) y la  Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (Paz), que trabaja en  Siria.

Los economistas estadounidenses son, una vez más, los grandes favoritos.  Los diez últimos años, 17 de los 20 galardonados eran norteamericanos.

Tras premiar en 2012 la teoría de los juegos, un campo secundario en la  ciencia económica, el jurado podría este año volver a recompensar a estudiosos  de cuestiones más centrales de la macroeconomía.

En este caso, Robert Barro y Paul Romer, que han trabajado sobre el  crecimiento, tendrían muchas opciones.

Pero si el jurado opta más bien por la finanza, estarían mejor situados  Eugene Fama y Kenneth French, teóricos de los mercados. También podrían ser  premiados Andrei Shleifer, Robert Vishny et Robert Shiller, que han estudiado  los aspectos psicológicos de las finanzas.

En el jurado se sientan seis profesores suecos de universidad. El premio  Nobel de Economía "está reconocido como el súmmum de la realización intelectual  en las ciencias económicas", según Avner Offer, profesor de historia económica  en la Universidad de Oxford.

Sin embargo, este reconocimiento no los convierte en los mejores consejeros  de quienes toman decisiones económicas, y en algunos casos ni siquiera  pretenden serlo.

"Toda la investigación económica recompensada por el Nobel no es aplicable  por parte de quienes hacen la política económica. O si acaso sólo en casos muy  específicos, como la investigación sobre el funcionamiento de los mercados",  explica Jan Häggström, economista en jefe del banco sueco Handelsbanken.

El directivo se refiere a los laureados de 2012, Lloyd Shapley y Alvin  Roth, cuyos trabajos dicen cómo encontrar (en teoría) el mejor cónyuge para  cada miembro de un grupo de 20 ó 100 personas, pero no cómo encontrar empleo  para 20.000 o 100.000 parados.

Los jefes de gobierno que tienen que resolver esta clase de problemas  leerán más bien a los laureados de 2010, Peter Diamond, Dale Mortensen y  Christopher Pissarides.

Sus trabajos sobre el mercado de trabajo y sus rigideces son de referencia.  Sin embargo no le han valido a Peter Diamond para entrar en el consejo de  gobernadores de la Reserva Federal de Estados Unidos, encargada precisamente de  buscar el pleno empleo, entre otras misiones.

La decisión del presidente estadounidense Barack Obama de nombrarlo para el  puesto se encontró con la oposición de los senadores republicanos, que acabaron  tumbando la candidatura de Diamond.

"Ser premio Nobel no significa que uno esté cualificado para desempeñar  cualquier puesto", dijo Richard Shelby, que lideró la campaña republicana  contra el economista, profesor en el prestigioso Massachusetts Institute of  Technology (MIT).

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