El nuevo Murray

Con su segunda corona en la Catedral, el escocés comienza a dejar atrás la presión por finales de Grand Slam perdidas. El regreso del mítico Ivan Lendl a su equipo de trabajo ha sido clave para su juego sin fisuras.




Desde que ingresó prematuramente a la élite del tenis, Andy Murray ha tenido que cargar con  una desmedida presión sobre sus hombros. Y no sólo por representar a Gran Bretaña, la cuna de este deporte.

A pesar de ser un jugador con una prodigiosa muñeca, a sus 29 años el escocés continuaba estando a la sombra de   Novak Djokovic, Roger Federer y Rafael Nadal, quienes ya son toda una leyenda en el tenis.

Ni siquiera su primer título en Wimbledon (2013), que acabó con 77 años sin un británico celebrando en la Catedral, y ni la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, lograron apaciguar esa presión. Y motivos había de sobra, pues cargaba con un cartel de "arrugón"en las grandes definiciones (ocho finales de Grand Slams perdidas y sólo dos ganadas).

Pero el número dos del mundo ya puede comenzar a dejar atrás ese estigma con su segunda corona en el All England Tennis Club. sobre todo por la foma en que lo consiguió: levantando el trofeo con un juego demoledor en todas sus facetas, tanto en la defensa como en el contraataque.

De hecho, el propio  Murray reconoció tras derrotar al canadiense Milos Raonic una mayor satisfacción por esta corona que la de hace tres años.

"Estoy mucho más feliz esta vez, más contento. La última vez no disfruté tanto el momento, simplemente me sentí aliviado. Sé lo difícil que es ganar el título una vez, y sé que hacerlo dos veces lo es más todavía. Sé que hay mucha presión sobre mí y estoy contento de lo bien que lo he hecho", expresó.

El factor Lendl

Una de las claves para que el nacido en Dunblane haya demostrado en la Catedral que está, tenísticamente, un peldaño sobre los demás, incluso del propio Djokovic, fue el regreso al equipo de trabajo del legendario Ivan Lendl.

Tras terminar su vínculo con la francesa Amelie Mauresmo el 9 de mayo, el británico decidió, previo a la gira sobre césped, volver a trabajar con el checo naturalizado estadounidense, el mismo con el que consiguió la presea olímpica y sus dos títulos de Grand Slam.

Y la confianza se notó de inmediato. El dos del mundo conquistó el torneo de Queen's (pasto), derrotando precisamente a Raonic en la final, para luego mostrar su mejor repertorio en el All England Club.

Si bien, aún no se ha oficializado la continuidad de Lendl como coach del escocés, las palabras del otrora número uno del mundo dejan entrever que la relación continuará por más tiempo, para así lograr lo único que le está faltando al de Dunblane: llegar a la cima del ranking.

"Lo que ha hecho Andy es un gran logro y yo por mi parte haré todo lo posible para que consiga el número uno del mundo", afirmó.

En tanto, Murray, quien ahora se concentrará en la serie de Copa Davis ante Serbia (que no contará con Djokovic), dijo sentirse con el potencial suficiente para continuar con los éxitos.

"Hay muchos tenistas que hacen su mejor tenis cuando tienen 25 años o así, y otros cuando se acercan a la treintena. Espero que mi mejor tenis esté todavía por llegar, y así lo siento". 

Sólo el tiempo dirá si finalmente el escocés logrará convertirse en una leyenda del tenis, pero por el momento ya entró en la historia de la siempre exigente Gran Bretaña.

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