El Perro caza a su presa

Pensó en retirarse, y no quería largar ayer, pero Ignacio Casale recuperó la cima de los Quads.




La lucha de Ignacio Casale es con Rafal Sonik. Por eso, importó poco que ayer el triunfo de la etapa en los quads fuera para Jeremías González, un argentino de sólo 18 años. También fue poco relevante, una vez en Iquique, que el chileno hubiera pensado en abandonar la carrera la noche del domingo, tras sufrir en el ascenso a Uyuni, en Bolivia. Al final del día, en la playa Lobito, Casale era el líder de la general, ahora con seis minutos y 49 segundos de ventaja sobre el motociclista polaco.

La alegría de la tarde contrastaba con casi todas las emociones negativas que se pueden tener en carrera: rabia, impotencia, desazón, depresión. Todo lo vivido por Casale un día antes, cuando la tormenta puso en riesgo su vida, como él mismo declaraba en la localidad altiplánica, se olvidaba gracias al buen desempeño del Perro en el regreso a Chile, y al mal día que tuvo Sonik, quien apenas marcó el octavo mejor tiempo del parcial, su peor resultado en el Dakar de este año.

"Hubo mucho frío en la mañana, llovía... Todo mal. Pero partí, y me motivé. Bien bonito el salar", declaraba Casale en Iquique. Más temprano, aprovechaba las redes sociales para reclamar por la dureza de la etapa maratón.

El chileno agregó que "me sentí muy bien arriba de la moto, anduve muy fuerte... Estoy contento, porque le saqué mucha ventaja en mi pelea principal, con Sonik y Sergio Lafuente, y le saqué bastante diferencia a los dos. Me merecía el estar en la punta".

El piloto nacional asegura que la estrategia, de ahora en adelante, será diferente. "Ahora, a cuidar. Nada más. A no volverse loco, a tomarse las cosas con mucha calma, y que no nos pillen, eso es lo esencial".

Sobre la polémica jornada que muchos pilotos no querían largar (ver pág. 35), el Perro señaló que "concuerdo en que no se debía haber largado. Pero, si no partes, te eliminan de la carrera. Creo que se debían suspender los dos días". Y agrega: "Lo pasé muy mal, sobre todo el domingo. El primer día en Bolivia fue una tortura, mucho rayo, granizo; el día dos fue más lindo, aunque con mucha agua, mucho barro, pero se podía andar en la moto. Antes, los caminos eran ríos, por lo que no se podía andar. Sí, el domingo me quería ir a la casa, pero siempre se dan vuelta las cosas".

La etapa de hoy, de acuerdo a lo señalado a La Tercera por el director deportivo, David Castera, será una de las más complicadas de la carrera. No tanto por la salida desde Iquique, sino por la entrada a Calama, donde está la meta. "Hay muchas piedras, mucho fesh fesh", resume Casale, quien ahora piensa, de nuevo, en levantar el touareg de campeón este sábado en Buenos Aires.

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