El proyecto que enfrenta a Metro con mapuches
A un costado del ex terreno de Mundo Mágico se emplaza un centro de salud y otro de ceremonia mapuche, que podrían verse afectados por la instalación de una subestación eléctrica. La Conadi media entre las partes.
A un costado de la Ruta 68, en un terreno de 3,5 hectáreas, funcionó hasta el año 2000 uno de los centros de diversión preferidos por los santiaguinos e ícono de los años 90. Se trataba de Mundo Mágico, un foco de entretención destinado a especialmente para niños, famoso por una maqueta gigante donde figuraban todos los hitos geográficos de Chile.
No solo eso. Desde el predio, ubicado en la comuna de Lo Prado, se transmitió un programa de televisión llamado "Encontrémonos en el Mundo Mágico".
Pero de esa época dorada queda poco. Cerrado luego de que caducara la concesión, entre las ruinas que aún se conservan del lugar funcionan reparticiones municipales, como la Corporación de Educación y de Salud, además de un teatro folclórico y un circo. También se emplaza ahí una casa de salud mapuche y, a un costado del terreno, existe un centro ceremonial de la misma etnia.
Estos últimos, eso sí, están en riesgo: en 2012 la empresa Metro S.A. presentó un proyecto, ejecutado por Transelec, para instalar una subestación eléctrica al lado de donde operaba Mundo Mágico. El proyecto incluye además cinco torres de alta tensión -de 36 metros de altura- para alimentar las futuras Líneas 3 y 6 de la red de transportes.
La ejecución del proyecto generó la inmediata oposición de la comunidad, ya que una primera instancia una de las torres se emplazaría dentro de los terrenos donde se ubica el centro ceremonial mapuche. Por eso, hace más de un año, Metro S.A., la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) y la municipalidad de Lo Prado, mantienen reuniones para destrabar el tema.
El alcalde de Lo Prado, Gonzalo Navarrete, explica que "es el único lugar en Santiago donde se puede inyectar energía a la red de Metro, porque (en esa zona) están los talleres. El tema es estudiar cómo se llega de la subestación, ubicada en la calle Neptuno, hasta la avenida Las Torres, donde deben pasar las antenas".
Según el edil, a raíz de las manifestaciones de los vecinos se generaron las instancias de diálogo, donde se analiza un trazado sin que afecten al centro ceremonial.
La vocera de la comunidad mapuche de Lo Prado, Yolanda Segura, asegura que la empresa de transportes "está cumpliendo con normas establecidas por el Estado, porque el convenio 169 indica que se tiene que respetar los lugares sagrados".
Sin embargo, lamenta que desde un principio no se haya tomado ese camino. Añade que se cometieron irregularidades al momento de iniciar la consulta indígena que exige el convenio 169. "No se le decía a la gente para qué se estaba levantando información. Una mujer, haciéndose pasar por alumna en práctica, entrevistó a gente de nuestra comunidad. También se tendría que haber hecho un estudio sociocultural, que no se realizó", sostiene Segura.
Metro S.A. no quiso comentar la situación, mientras Conadi esgrimió que no era política de la entidad referirse mesas de diálogo que se encuentran en marcha. Fuentes que han participado en estas conversaciones aseguran que van por buen camino y que están prontas a finalizar.
El centro ceremonial mapuche de Lo Prado, o rehue en mapudungun, es uno de los cinco espacios de este tipo que existen en la Región Metropolitana. Segura cuenta que estos sitios sagrados se ocupan todas las semanas, ya que las personas constantemente realizan sus oraciones en ese lugar. "Si hacemos una analogía es como una iglesia, entonces como existe una ignorancia sobre nosotros (las empresas) llegan y hacen este tipo de cosas", agrega.
Para su cultura y sus normas espirituales, una vez que un lugar es decretado sagrado, es un lazo que no se puede transgredir. "Un espacio ceremonial no se abre por casualidad. Hay toda una ceremonia donde la machi sueña con ese lugar y deposita sus espíritus, entonces esa energía queda de por vida", relata la mapuche.
El centro de salud mapuche en los terrenos de Mundo Mágico abrió hace ocho años. Ahí, una machi acude tres días del mes para realizar distintas sanaciones, donde recibe no sólo pacientes mapuches, sino también a otros vecinos.
"Esta instalación no solo nos daña a nosotros, sino también a todos los vecinos que viven en los alrededores y las personas que habitualmente acuden a este lugar", asegura Rosa Cayún, coordinadora del centro de salud.
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