Empresario japonés lidera un movimiento de resistencia contra la yakuza

Esta red del crimen organizado en Japón está considerada entre las más peligrosas y crueles del mundo.




Teruo Miyamoto, de 71 años, ha dedicado su vida a combatir a la temida mafia japonesa, la yakuza, un grupo dedicado a delitos discretos y lucrativos contra el que cada vez hay una mayor oposición en Japón.

Este empresario septuagenario, presidente de una cadena de restaurantes de barbacoa, lleva años dando conferencias antiyakuza en Japón, a las que acude a veces con chaleco antibalas, y ha escrito el libro "Cuando la yakuza vino", en el que cuenta su resistencia contra ese grupo mafioso.

Es fundamental "tener la valentía de no sucumbir a las amenazas" de la yakuza, explica Miyamoto, cuyo libro será traducido pronto al inglés y ha sido utilizado para rodar una película en Japón, pero no se ha puesto a la venta por el riesgo que supone para sus promotores.

El empresario asegura que nunca se ha doblegado ante las continuas amenazas de los mafiosos, por una cuestión de honor y también de respeto a sus clientes.

En sus locales cuelga el aviso de "Prohibida la Entrada a la yakuza", algo que le ha costado amenazas y palizas pero no le ha impedido que se dedique a dar consejos públicamente sobre cómo mantener a raya a esa mafia, contra la que poco a poco va creciendo la oposición en Japón.

"Me parecía mal tener que subir los precios de la comida para poder pagar a la yakuza. Es el dinero que ganan mis clientes con su esfuerzo", dijo Miyamoto en alusión a la "tarifa de restaurante" que deben abonar los dueños de esos establecimientos a los "sindicatos" para asegurarse la "protección" de sus locales.

La yakuza es la red del crimen organizado en Japón, que está considerada entre las más peligrosas y crueles del mundo.

Ese grupo, menos conocido que los mafiosos italianos, cuenta con un "ejército" de cerca de 82.600 miembros, según datos de la Policía japonesa.

Sus afiliados forman parte de varios "sindicatos", los cuales a pesar de contar con estructura legal y dedicarse a actividades permitidas se dedican presuntamente al crimen organizado.

Tradicionalmente se ha vinculado a la yakuza con delitos como la prostitución, tráfico de drogas, el juego y diversas formas de extorsión a cambio de protección y seguridad.

Sin embargo, Miyamoto cree que estos "negocios" son cada vez menos importantes para la yakuza, que se ha ido modernizando lenta y silenciosamente hacia actividades más lucrativas, como la corrupción financiera y política.

Miyamoto aseguró que tuvo que armarse de valor para no ceder a las presiones de esa mafia, que surgió en el siglo XVII a partir de samurais que quedaron desempleados cuando Japón inició su era moderna y empezó su unificación bajo un sólo Gobierno.

Desde entonces fueron evolucionando hasta los poderosos sindicatos que son hoy en día, entre ellos el de Yamaguchigumi, el más importante de Japón, que cuenta con el 46% del total de los yakuzas y cuyas oficinas centrales están localizadas en Osaka (centro de Japón).

Las fuerzas del orden han ido dando pasos poco a poco en contra de estos poderosos grupos, que han podido operar libremente durante muchos años debido a sus alianzas clandestinas con los sectores más poderosos del país.

En 1992 Japón aprobó una ley que castigaba a las empresas que mantuvieran lazos con la yakuza y se organizó el Centro Nacional de Eliminación de los Sindicatos del Crimen (Boryokudan en japonés), que ofrecía consejo a las empresas para evitar mezclarse con esa organización criminal.

El Parlamento nipón aprobó en 2008 un endurecimiento de la ley contra los grupos violentos y ese mismo año varios individuos han denunciado a los mafiosos ante la ley, entre ellos ocho personas que fueron víctimas de un atraco de la yakuza, la primera vez que eso ocurrió en Japón.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.