En domingo de Resurrección, la U encontró su tesoro escondido en la precordillera

Tres goles de Gustavo Canales guiaron a los azules para imponerse por 4-2 en el clásico universitario, ante una Universidad Católica impetuosa pero que careció de lo que le sobró a la visita: efectividad en el arco contrario.




El domingo de Resurrección fue el día de redención para Universidad de Chile. Dejando atrás el irregular desempeño en el torneo nacional y la Copa Libertadores, los dirigidos por Martín Lasarte fueron hasta San Carlos de Apoquindo para ganar un duelo ante Univerisdad Católica que, a priori, se presentaba desfavorable. Y no sólo en la previa: En la primera media hora parecía que los franjeados pasarían por arriba. Sorpresivamente, sin embargo, los azules terminaron ganando 4-2, de atrás hacia delante. A ratos, de contra. La efectividad ofensiva, aprovechando las pocas falencias que mostró el anfitrión, fue suficiente para sentenciar el duelo. Eso, y un inspirado Gustavo Canales, autor de tres tantos.

En el primer tiempo, todo parecía favorecer al local. No por nada, la visita llegaba al clásico universitario como antepenúltimo del Clausura, contra un equipo que pelea por el título.

De hecho, el cuarto de hora inicial fue de exclusivo monopolio cruzado, con Johnny Herrera erigiéndose de nuevo como baluarte azul.

A los 12 minutos, Mark González tocaba para Darío Bottinelli, quien de primera remata, haciendo volar al arquero de la U. Y, a los 14', Roberto Gutiérrez intentó de distancia tras un mal pase atrás de Gustavo Canales. 120 segundos después, fue González quien volvió a exigir a Herrera, quien da rebote. Los defensas visitantes fueron displicentes con la pelota, recogida por Roberto Gutiérrez y enviada a Claudio Sepúlveda, quien pone un centro preciso que Michael Ríos, de cabeza, solo, desvía por centímetros... La UC acumulaba llegadas y posesión. Mientras, la U intentaba bajar el ritmo frenético que imponían los hombres de Mario Salas.

Luego de esas tres llegadas consecutivas, por fin los laicos hicieron algún amago ofensivo real. Una combinación entre Maxi Rodríguez para un taco magistral de primera de Gustavo Canales, habilitando a Sebastián Ubilla, quien sacó un remate cruzado desde el vértice derecho del área hicieron trabajar a Fabián Cerda.

Después de eso, Católica insistió en centros al área azul, sin éxito. Los aleros Ríos y González eran anulados por Paulo Magalhaes y Mathías Corujo, respectivamente. Aunque los defensores de banda visitante hacían que el carril central de la cancha quedara con amplios espacios para el Pollo Bottinelli, volviendo un poco loco a Guzmán Pereira, quien obviamente terminó ganándose la tarjeta amarilla antes del descanso.

El partido tendría un giro cuando, a los 32, el árbitro cobra una mano a Cristián Alvarez a la entrada del área, a 21 metros de su portería. La acomodó Canales, quien a los 34', gritó el gol azul. Un remate bajo al palo descuidado de Cerda permitió la celebración de la U.

Luego de la ventaja, curiosamente, como que los laicos se entusiasmaron. Corujo y Magalhaes comenzaron a subir y, en los descuentos, los errores de los locales dieron alguna otra oportunidad de estirar las cifras, aunque la última, y más clara opción, la tendría el Pájaro, cuya jugada terminó con una pelota en el palo tras una carambola con Osvaldo González.

Sin embargo, la primera etapa tendría marcador parcial favorable a la U, que llegó mucho menos respecto de las cuatro opciones que tuvo la UC, pero que aprovechó un balón detenido.

En el segundo tiempo, los de Salas salieron como una tromba. No daban respiro. A los 51', Chico Mark estrelló un zurzado en el travesaño. Era cosa de tiempo para el empate, que llegó a través de otro tiro libre: Al ángulo, por arriba de la barrera, Ríos hizo justicia. Iban 55'.

Poco duró la alegría católica, eso sí. A los 59, Gustavo Lorenzetti metió un pelotazo largo. Rodríguez, por fin hace una buena: desborda por izquierda, saca el centro, encuentra a Ubilla casi sin ángulo, quien centra bajo, atrás, para que Canales ponga el 2-1 para los de Martín Lasarte. Y, cinco minutos después, sería momento de celebración del propio Conejo, quien de nuevo aprovechó el pelotazo largo pivoteado con el pie por Maxi, para que el ex Wanderers se saque a Erick Pulgar y bata a Cerda. Pero el 3-1 no era, necesariamente, el cierre del partido.

Ya tras el segundo tanto de Canales, Salas decidía jugársela y mandar a Diego Rojas, reemplazando a Sepúlveda. Y, luego, sacó al Pollo para hacer ingresar a un delantero, David Llanos. Entre medio, a los 66', Gutiérrez, con Herrera vencido, de nuevo la pone en el travesaño con un remate furibundo.

La U tuvo para definirlo, también. A los 71, Canales arrancó en solitario e intentó definir por arriba de Cerda. La pelota se va, por poco, arriba del larguero.

La UC buscaba el descuento -y el empate, más allá de los dos goles de diferencia- con desesperación, dejando espacios atrás. Y el Comandante Salas ponía una carta ofensiva más, mandando a la cancha a José Luis Muñoz, sacando a un resentido Mark González.

Pero los hombres de Lasarte no estaban para cuentos de Pascua. A los 77, Maxi pone un pelotazo para que Ubilla gane por la derecha, centre a la carrera y Canales, de paloma, pone con la cabeza su hat trick y sentencia el clásico, con goleada, tras poner el balón en el ángulo derecho de Cerda.

El resto, poco más... A los 80', Herrera volvió a salvar a la U, tras remate de Ríos, el mismo que descontaría a los 83', anticipando al arquero visitante luego de un largo pelotazo de Fernando Cordero. Quedaban no menos de 10 minutos por delante, y volvían a ser dos goles de diferencia. Pero así como la UC atacaba, también dejaba espacios para el contragolpe.

Finalmente, el local pecó de poca efectividad de las ocasiones que se propició. Esa impericia frente Herrera ayudó a que la U terminara celebrando en un partido que era clave para los cruzados en su lucha por un título que, luego del clásico, se ve más lejano para un cuadro que en su afán por ir al ataque, a veces paga demasiado caro sus errores, mientras los de Lasarte recuperaron algo de la memoria y el fútbol extraviado este semestre, para celebrar una goleada a domicilio en un domingo de Resurrección que se hizo carne en ellos.

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