En México, la violencia del narco llega al cine
Cuando Edgar ''Barbie'' Valdez, uno de los criminales más buscados de México, fue capturado el mes pasado, no sólo admitió ser el líder de un grupo criminal internacional, sino también admitió que había gastado US$200.000 haciendo una película sobre su vida.
Esa confesión no tomó por sorpresa a muchos en México: se sabe que los narcotraficantes disfrutan ser destinatarios de "narcocorridos", las canciones populares que narran sus aventuras.
Pero las fallidas aspiraciones cinematográficas de Valdez -tras su detención, es poco probable que ese film sea hecho público- han puesto nuevamente en el tapete a un género cinematográfico de distribución limitada pero muy popular en partes de México desde hace años.
Es conocido como "narcocine", y consiste en películas que, inspiradas por las historias reales del mundo del crimen organizado, muestran un retrato ficcionalizado de la vida íntima de los miembros de los carteles de la droga.
Las "narcopelículas" se venden solamente en DVD y están disponibles principalmente en negocios en el norte de México y el sur de Estados Unidos; se realizan con poco presupuesto y son pobres en términos de efectos especiales o sofisticación artística.
Además, en lo que muchos ven como una indicación más de la creciente influencia del conflicto del narcotráfico en la cultura mexicana, una película del circuito comercial que se estrenó recientemente en México ha despertado una fuerte polémica en un país que todavía está acostumbrándose al alcance de la violencia.
TEMAS
Esa violencia es la que tratan "narcopelículas" como "El Pozolero", dirigida por Juan Manuel Romero.
Ese film está basado en la cruenta -y real- historia de Santiago Meza López, que trabajaba para un cartel cerca de la frontera con Estados Unidos y alcanzó la fama el año pasado cuando, tras ser capturado, confesó haber disuelto más de 300 cadáveres en ácido.
Otro film reciente, "Narcofosas", es una historia ficticia sobre una fosa común de las que se han encontrado decenas en México en los últimos años, usadas por los carteles para enterrar a sus víctimas.
Las historias incluyen críticas a las autoridades -muchas muestran policías corruptos con vínculos a los carteles- y también se burlan de la cobertura mediática del conflicto.
"La verdad es que me divierte muchísimo la cobertura de prensa a estos hallazgos de cadáveres", dice el principal personaje de narcotraficante de "Narcofosas" a su amante tras asesinar a un colaborador que lo había traicionado.
"Ya que les gusta tanto el tema, vamos a darles una nueva noticia con la muerte de este pendejo", añade.
"PERSONAJES IDEALES"
"Los narcos son los personajes ideales", asegura Miguel Marte, director de "Narcofosas" y de otras 150 películas del género. "Son violentos, usan armas, tienen camionetas y mujeres".
Sin embargo, niega las acusaciones de que son los mismos miembros de los carteles los que financian las películas, y se distancia del film de la "Barbie", afirmando que él nunca ha conocido ni ha estado en contacto con un narcotraficante.
Además, también rechaza la frecuente acusación de que este tipo de películas hace una apología de la violencia al celebrar los estilos de vida de los criminales que están detrás del conflicto que ha dejado 28.000 víctimas desde fines de 2006.
"Los narcos causan fascinación al ser humano, pero eso no quiere decir que lo vaya a hacer", explica.
Irónicamente, Marte admite que las ganacias para los productores de las narcopelículas están en caída: copias piratas de las películas -un negocio que muchos en México consideran como una fuente de ingresos extra para los carteles- abundan en las calles de Ciudad de México.
COMERCIAL
"El Infierno" es todo menos una "narcopelícula": tiene un caro presupuesto, ha recibido muchísima publicidad y se estrenó en cines en todo México.
Pero al poner el actual conflicto del narcotráfico en el centro de su narrativa como ninguna otra película comercial en México, muchos creen que puede marcar un parteaguas en la forma de representar el conflicto en el cine mexicano.
"El Infierno" cuenta la historia de Benny, un migrante mexicano que es deportado después de vivir 20 años en Estados Unidos. Al regresar, encuentra a su pueblo devastado por la violencia y el narcotráfico.
"El pan nuestro de cada día... Acuérdese que estamos en guerra", una mujer le comenta a Benny cuando, recién llegado, se encuentra con un cadáver en la calle principal del pueblo.
De a poco, Benny se une al grupo criminal que controla su pueblo.
"El Infierno", dirigida por Luis Estrada, un reconocido cineasta mexicano, es una sátira política que critica el intento del gobierno de combatir los carteles, pero también incluye escenas de crueldad física que le dieron una calificación de sólo apta para mayores de edad.
Algunos han criticado su descripción brutal de la vida en algunas partes de México.
"Muchos dicen que soy un mal mexicano cuando justamente creo lo contrario", dice Estrada a BBC Mundo. "Es el amor por el país y la necesidad de contar lo que está pasando en el país".
La mayoría de las críticas han celebrado la franqueza del film. "No es una película para los escapistas que rechazan ver un cine como éste", escribió el crítico Nazario Sepúlveda en el diario Milenio.
"Pues la verdad duele, y duele bastante".
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