Energías hidroeléctrica y nuclear pueden generar ahorros de costos de 35% a 2030




La discusión sobre cómo debería ser el desarrollo energético de largo plazo de Chile ha estado presente en el debate público en los últimos años. Sin embargo, las empresas de distribución y transmisión eléctricas, junto con el mundo académico y fundaciones, decidieron hacer un ejercicio diferente: aterrizar el debate, sincerar los números e identificar cada uno de los impactos que pueden generar las distintas tecnologías disponibles, para conformar la matriz que debería tener el país en las próximas dos décadas.

El trabajo se prolongó por ocho meses y fue convocado por la Asociación de Empresas Eléctricas, la Universidad Alberto Hurtado, la Fundación Avina y la Fundación Futuro Latinoamericano. El análisis consistió en evaluar y comparar diversos escenarios energéticos para abastecer la demanda de electricidad hacia 2030, elaborados por dos empresas de generación eléctrica, dos universidades y dos ONG.

Uno de los estudios, realizado por la U. Adolfo Ibáñez (UAI), muestra que en un escenario con centrales del tamaño de Hidroaysén y energía nuclear, en las próximas dos décadas, Chile estará en condiciones de tener una energía un 35% más económica que la actual. El análisis considera que dentro de 21 años la matriz tendrá casi 22.000 MW (megawatts) de capacidad instalada, lo que equivale a un alza de la demanda de 3,7% anual.

Carlos Silva, director del Centro de Innovación en Energía de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la UAI, dice que el escenario que usaron supone una inversión de US$ 13.000 millones para desarrollar esa capacidad y que los costos marginales del sistema eléctrico (que reflejan el valor al que se produce la energía y al que está indexado gran parte de los contratos de las grandes firmas) estarán en torno a US$ 66 MWh. Ese valor es 35% inferior a los US$ 102 MWh promedio en que se encuentran hoy.

Para ese escenario de precios, la matriz energética propuesta por la UAI para 2030 incorpora una generación hidroeléctrica de 42%, que incluye centrales de tamaño similar al del proyecto HidroAysén a partir de fines de la próxima década, y la presencia de energía nuclear, con un aporte de 4% de la matriz en 2030. También incorpora un 18% de generación a carbón, 13% de producción con gas natural licuado (GNL), 11% de aporte eólico, 8% de diésel y 2% de geotermia.

LA PROPUESTA RENOVABLE
Otro de los escenarios energéticos analizados fue elaborado por el grupo inglés Mainstream, desarrollador de proyectos de energía eólica. La propuesta de la firma supone que al 2030, el sistema eléctrico del país tendrá una capacidad instalada de 32.000 MW, equivalente a un alza de 5,5% por año. La propuesta incluye un alto componente de energía renovable, que alcanza al 65% de la matriz futura. Ese modelo considera un costo marginal menor al proyectado por la UAI, de US$ 45 MWh, 55% menos que los costos actuales. No obstante, la diferencia con el escenario de la UAI está en que este tipo de matriz energética requiere una inversión mayor. La propuesta de la europea involucraría cerca de US$ 25 mil millones.

Como esa mayor inversión tendrá efecto en la tarifa final de los usuarios, el análisis de la firma supone que debe haber una política activa por parte del Estado, orientada a dar un mayor impulso al desarrollo de las energías renovables para que ese escenario sea realidad. A juicio de José Ignacio Escobar, gerente general de Mainstream Chile, promover este tipo de energía en la matriz de largo plazo es necesario, porque anticipa que en 10 años más, las exportaciones de Chile podrían verse afectadas con impuestos adicionales si aumentan las exigencias mundiales de los proveedores respecto de que las materias primas provengan de producción limpia baja en emisiones.

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