Ennio Vivaldi: "No se sabe cuánto de lo que algunos plantean responde a la defensa de un negocio"
Defiende al ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, pese a las dificultades que enfrenta la reforma educacional.
A un mes y medio de asumir la rectoría de la Universidad de Chile, el médico Ennio Vivaldi se declara convencido de los principios que guían la reforma educacional del gobierno y defiende la gestión del ministro Nicolás Eyzaguirre pese a los errores que han cometido en el proceso.
¿Cómo evalúa la gestión de Eyzaguirre en el manejo de la reforma de la educación?
No tengo dudas de la voluntad del ministro Eyzaguirre de llevar adelante una reforma educacional de verdad, cuyo objetivo central es reconstruir una educación pública de calidad. Ese objetivo para mí es tan importante que todo los demás, los errores que cometa, son menudencias. Por otro lado, la presión sobre la reforma es tan grande que hay interés de algunos por mostrar a Eyzaguirre como el ministro de las caídas, de los errores. No estoy tan seguro que la gama de desaciertos de Eyzaguirre sea tan florida. Lo que me haría dudar de la idoneidad de un ministro es que existan ambigüedades en los puntos de fondos o que se caiga en transacciones innecesarias, pero no ha ocurrido nada de eso.
¿Es de los que piensa que debilitar al ministro de Educación es debilitar la reforma educacional?
Absolutamente, el ministro merece todo el apoyo posible. Si logramos iniciar un proceso de reconstrucción de un sistema de educación pública es una de las cosas más importantes que le ha pasado a este país, no hacerlo es un fracaso de consecuencias imprevisibles, por lo tanto no voy a entrar a pelear por leseras.
Usted señaló que hay esfuerzos por desacreditar el ministro Eyzaguirre, ¿quiénes están detrás de esos esfuerzos?
Con una reforma educacional se tocan diferentes intereses. Aquellos relacionados con perspectivas ideológicas, con las distintas visiones sobre el rol del Estado, de los privados, sobre la libertad de las familias, la cohesión del Estado, son aspectos que me parecen absolutamente legítimos y deben ser puestos en la mesa de debate, pero eso es distinto a la defensa de intereses pecuniarios concretos. Aquí lo que hay es un gran negocio que es el negocio de la educación. Yo quedé atónito afines de la década de los 90 cuando después de todo lo que se luchó contra las reformas que se hicieron en el régimen de Pinochet, no se hiciera nada por recuperar la universidad pública. Al principio pensaba que se debía a un cambio de ideologías, a que ya no se valoraba lo estatal como otrora, pero después uno pierde la inocencia y se da cuenta que las universidades pasaron a ser un negocio y que la gente que está metida en ese negocio tiene una influencia política en todos los niveles. No sabe cuánto de lo que están planteando algunos es por principios o responde simplemente a la defensa de un negocio.
¿Las declaraciones confusas del ministro no le han provocado daño a la reforma?
Algunas se han corregido de inmediato, como el tema de los cuatro años de gratuidad. La principal crítica que le haría al ministro es otra, es que no planteó desde el inicio el tema conceptual de fondo que está en juego aquí, que la reforma lo que busca es volver a tener una educación pública de todos y que se pone término al experimento de nefastas consecuencias que se introdujo en educación. Haber colocado con fuerza ese concepto habría permitido generar un mayor consenso nacional.
¿Cuál es su evaluación sobre el orden en que se han enviado los proyectos?
Si algún error hubo fue el no haber planteado desde el inicio el contexto global de la reforma, por eso el envío de algunos proyectos específicos no se entendieron y era fácil que fueran criticados. Tampoco se anticiparon algunos cuestionamientos que eran lógicos que surgieran y frente a los cuales debían haberse señalado de inmediato medidas de mitigación que dieran tranquilidad, como el tema de los sostenedores que han invertido en infraestructura.
¿Si el objetivo de la reforma es asegurar educación gratuita y de calidad, por qué el Estado no debe financiar por igual a los 25 planteles tradicionales?
Porque se debe hacer primero un esfuerzo por reconstruir un sistema de educación estatal, algo que se perdió en Chile. Lo primero que se debe resolver es si se quiere tener un sistema de universidad estatal, algo que en la mayoría de los países del mundo han resuelto que sí. Después se discutirá si se quiere tener universidades privadas, en el entendido de que estas deben proporcionar una ventaja, un plus que las otras no ofrecen.
La división al interior del Cruch por el tema de financiamiento público entre universidades estatales y privadas debilita la posición del organismo para intervenir en la reforma?
Esperamos que a la larga eso no sea así. Lo más triste es que el énfasis que se ha puesto en lo económico afecta la forma en que podemos resolver algunos problemas al interior del Cruch y termina deformando el sentido más profundo que tenía este organismo. Creo que nos hace falta reencontrarnos con los valores de la academia.
La confianza del movimiento estudiantil frente a la reforma del gobierno es frágil, ¿ve riesgo de un quiebre?
Este es uno de los temas más importantes. La viabilidad de la reforma tiene como condición sine qua non el que logre ganar la confianza de los estudiantes, si no se logra eso las posibilidades de que tenga viabilidad política son mínimas. Fueron los estudiantes los que lograron reencantar al país en torno a un proyecto común con la educación. Si el estamento estudiantil no se ve representado en esta reforma, esta no tiene futuro. Después de un inicio errático, creo que las cosas están bien aspectadas. Los estudiantes se han dado cuenta además de que son tan importantes las cosas que están en juego, que no pueden quedar al margen o festejar que al ministro le vaya mal, porque saben que si le va mal no es algo divertido para ellos.
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