Enrique Peña Nieto: "En lo personal, no estoy convencido de la legalización de las drogas"
En todo caso, el mandatario mexicano sostiene que está "abierto a que se debata el tema". El Presidente aseguró además que la legalización, no evitaría el crecimiento del crimen organizado.<br>
Decir que Enrique Peña Nieto iba a cambiar a México parecía hasta hace poco tiempo un atrevimiento. Menos de un año atrás, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ganó la presidencia en medio de controversias sobre su triunfo. Peña Nieto acaba de cumplir seis meses en el palacio de Los Pinos y más de uno está sorprendido con las reformas que está impulsando, que incluso han tocado a los grandes monopolios nacionales.
¿Cuáles son sus expectativas de la Alianza del Pacífico?
La Alianza del Pacífico busca consolidar un área de integración profunda, que se convierta en una plataforma de desarrollo económico y comercial. Debido a los avances, otros países han mostrado interés por adherir y estoy seguro de que seguiremos avanzando hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas; así como en la vinculación de la región con mercados de Asia Pacífico.
Colombia y México han tenido que enfrentar problemáticas de seguridad similares. ¿Qué pueden aprender uno del otro?
Debo reconocer el esfuerzo del gobierno colombiano para disminuir los niveles de violencia. México tiene mucho que aprender de sus experiencias exitosas en materia de participación ciudadana, además es un referente obligado en algunas acciones para reducir la violencia. En México, el objetivo es elevar el nivel de bienestar de las familias, así como reducir la pobreza y la desigualdad. Esta es también una manera de prevenir la violencia: enfocarse en atender las causas y no solamente los efectos.
En 30 años de guerra contra las drogas los resultados no han sido los esperados. ¿Piensa que fracasó?
Debe haber un debate sobre el tema a escala hemisférica. Es necesario repensar cómo vamos a combatir el tráfico y el consumo de drogas, porque la forma en la que se ha hecho durante las últimas décadas no ha dado los resultados deseados. Por el contrario, hoy advertimos una mayor violencia, una mayor producción y consumo de drogas. Un avance sustantivo es la nueva política que estamos implementando en México. Esta pone énfasis en la prevención del delito y de las adicciones y alinea los esfuerzos de distintas dependencias del gobierno federal y los estados para atender las causas de la criminalidad.
En el hemisferio se han propuesto alternativas para cambiar el enfoque prohibicionista frente a las drogas. ¿Cuál es su posición?
Estoy abierto a que se debata el tema de legalización de algunas drogas. Sin embargo, en lo personal, no estoy convencido de que sea la respuesta al problema. Los grupos del crimen organizado han diversificado sus actividades, por lo que la legalización no evitaría el crecimiento de éstos, pudiendo incluso intensificar otros delitos. Es importante aclarar que un gobierno no puede tomar esta decisión de manera unilateral, todo el hemisferio tiene que hacer un frente común y definir la mejor manera de combatir el narcotráfico.
En los últimos años, México ha perdido el liderazgo regional en lo político y en lo económico. ¿Cómo volver a conquistarlo?
México se está fortaleciendo y transformando al interior, y a partir de ello busca proyectar todo su potencial hacia el exterior. Uno de los retos principales de mi administración es lograr un crecimiento económico sostenido. Con el respaldo de las distintas fuerzas políticas, iniciamos un proceso para incrementar la competencia en los distintos sectores de nuestra economía, como el de la telecomunicación. Estamos transformando también nuestro sistema educativo y liderando una reforma financiera.
El grado de impunidad es alarmante en México. La ONU calcula que llega a cerca del 95% de los crímenes. ¿Cómo reducirla?
Para reducir la impunidad estamos reforzando las capacidades del Estado y mejorando la administración de justicia. El objetivo es implementar y consolidar el sistema penal acusatorio, que permitirá juicios más cortos, evitar la corrupción y que la justicia sea expedita. En pocas palabras, estamos transitando de un sistema de justicia escrito a uno oral, abierto, transparente e imparcial.
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