España celebra a Vargas Llosa como uno de los suyos

España se rinde a los pies Mario Vargas Llosa. Tras recibir el Nobel de literatura, los españoles destacan la "españolidad" del novelista y en Perú los elogios causan polémica, pues algunos argumentan que los españoles se quieren apoderar del único Nobel del país.




"Yo también quiero mucho a los españoles". Con esas palabras agradecía Mario Vargas Llosa recientemente en Madrid las abundantes muestras de afecto desde que ganó el Nobel de Literatura, en un país que ha celebrado al escritor peruano como uno más de los suyos.

España se ha volcado a celebrar al novelista por momentos como un autor tan propio como Camilo José Cela o Federico García Lorca. "Vargas Llosa, sexto español con el Nobel de Literatura", titulaba en portada uno de los principales periódicos del país un día después del anuncio del galardón.

Aunque no con la misma exclusividad, el resto de medios destacó la "españolidad" del escritor etiquetado comúnmente como "hispano- peruano". La ministra de Cultura de España, Ángeles Gónzalez-Sinde, asumirá un papel protagónico al lado de la delegación peruana cuando Vargas Llosa reciba el Nobel el 10 de diciembre en Estocolmo, y Madrid acaba de nombrar al autor de "La casa verde" hijo adoptivo de la ciudad.

El gesto ha causado algunos resquemores en su tierra natal. La apropiación en exclusiva del escritor dio pie a airadas protestas en foros de Internet y blogs peruanos en las semanas posteriores al anuncio.

"Con la excusa de la doble nacionalidad", señalaba una bloguera en un foro del diario limeño "El Comercio", se apoderan "mezquinamente de nuestro único Nobel". "En sus libros nunca está España como protagonista", esgrimía un lector peruano indignado en la web de un periódico español.

Los recelos actuales tienen como trasfondo una vieja historia de desencuentros entre Perú y Vargas Llosa. Las duras palabras del escritor pidiendo sanciones contra su país en 1992 tras el "autogolpe" del gobierno de Alberto Fujimori derivaron entonces en una abierta hostilidad institucional.

Muchos de sus compatriotas atribuían además la dureza de Vargas Llosa al "resentimiento" tras su derrota en las elecciones presidenciales de 1990. Un año después, en 1993, el autor de "La ciudad y los perros" recibió el pasaporte español debido al "peligro de convertirse en un paria", como describió él mismo las amenazas del régimen dictatorial de Fujimori de despojarlo de su nacionalidad.

No ha sido tanto ese gesto como el hecho de que España haya sido el país donde forjó su carrera literaria lo que Vargas Llosa más ha evocado en las últimas semanas.

"Yo no hubiera llegado jamás a ser el escritor que soy hoy en día" sin el apoyo de las instituciones culturales españolas, contó el novelista el viernes cuando fue nombrado Hijo Adoptivo de la Ciudad de Madrid, justo antes de emprender el viaje a Estocolmo.

En Nueva York, el autor de "Conversación en La Catedral" dedicó también algunas de sus primeras palabras de agradecimiento tras el anuncio del Nobel a España, de la que recibió apoyo "desde muy joven". Vargas Llosa llegó a Madrid en 1958 con una beca para hacer un doctorado en la Universidad Complutense y ha publicado prácticamente toda su obra en ese país.

El literato, sin embargo, también pareció zanjar de forma definitiva sus antiguas diferencias con su tierra natal. "Yo soy el Perú, aunque a algunos no les guste", respondió a una periodista que quería saber en Nueva York dónde dejaba al país cuyos lugares, problemas y gentes pueblan la gran mayoría de sus libros.

La frase era también un ajuste de cuentas con el ahora encarcelado Fujimori. "Es tan peruano como el ceviche", resumió luego el ex presidente Alejandro Toledo la actual euforia de sus compatriotas por Vargas Llosa en el momento de su mayor triunfo personal.

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