Esqueletos revelan secretos de la Peste
Hay veces que un diente tiene mucho que decir. Molares extraídos de esqueletos encontrados en las obras de una nueva línea del metro de Londres están revelando secretos de la Peste Bubónica, la mortal epidemia medieval, y de sus víctimas.
Esta semana, Don Walker, especialista en huesos del Museo de Londres, resumió la biografía de un hombre cuyos huesos fueron encontrados por trabajadores de la construcción debajo de la londinense Plaza Charterhouse: cuando era niño le dieron el pecho, se mudó a Londres desde otra parte del país, cuando era niño sufría de caries dentales, de adulto fue peón y murió cuando era un adulto joven debido la peste bubónica que arrasó Europa en el siglo XIV. La vida del pobre hombres fue dura, brutal y corta, pero la información que dejó es iluminadora. "Es fantástico que podamos estudiar con tanto detalle a un individuo que murió hace 600 años", dijo Walker".
Los 25 esqueletos fueron descubiertos el año pasado durante las obras de Crossrail, una nueva línea ferroviaria en la que se están perforando 21 kilómetros de túneles bajo el corazón de Londres. Los arqueólogos de inmediato sospecharon que los huesos eran de un viejo cementerio para víctimas de la también llamada Peste Negra. El lugar, fuera de los muros de la ciudad medieval, está lleno de información histórica. Y la plaza, donde otrora hubo un monasterio, es uno de los pocos lugares de la ciudad que no se ha tocado en varios siglos.
Para probar sus teorías, los científicos tomaron un diente de cada uno de los 12 esqueletos y extranjeros ADN. El domingo anunciaron que las pruebas indican la presencia de la bacteria Yersinia pestis, que provocó la peste, en varias de las muestras y que probablemente murieron de la Peste Bubónica.
Sin embargo, esa no fue la única conclusión. Arqueólogos, historiadores, microbiólogos y médicos trabajaron juntos en un equipo multidisciplinario para aplicar técnicas específicas al descubrimiento.
El método del carbono 14 y el análisis de pedazos de cerámica ayudaron a determinar cuándo ocurrieron los enterramientos. La geofísica forense, que se usa más comúnmente en investigaciones de asesinatos y crímenes de guerra, ayudó a ubicar más restos debajo de la plaza. Y el estudio de isótopos de oxígeno y estroncio en los huesos reveló detalles de la dieta y la salud.
Estas personas eran, en lo fundamental, pobres. Muchos de los esqueletos muestran señales de la desnutrición que provocó la llamada Gran Hambruna que afectó a Europa 30 años antes de la Peste Bubónica. Muchos tienen lesiones que sugieren una vida de trabajo duro. Uno de los hombres se hizo vegetariano ya de adulto, lo que indica que puede haber entrado en una orden de monjes.
Los arqueólogos se sorprendieron de descubrir que los esqueletos estaban en capas y parecían haber proceder de tres períodos: la epidemia original de 1348-1350 y brotes posteriores en 1361 y principios del siglo XV.
"Eso sugiere que el lugar se usó como cementerio una y otra vez para las víctimas de la peste", dijo Jay Carver, principal arqueólogo de Crossrail.
Se cree que la Peste Bubónica mató a por lo menos 75 millones de personas, entre ellas casi la mitad de población de Europa, pero los enterramientos sugieren que alto grado de orden social, algo que se conoce por primera vez. Mientras la peste devastaba la Europa continental, transmitida por las pulgas que habitan en las ratas, las autoridades londinenses arrendaron tierras para un cementerio de emergencia. Los entierros fueron sencillos pero ordenados y los cadáveres estaban envueltos en mantas y colocados en hileras ordenadas, selladas por una capa de arcilla.
Sin embargo, los esqueletos de personas enterradas posteriormente muestran más señales de lesiones en la parte superior del cuerpo, algo que pudiera indicar un período de inestabilidad y fractura social. Los arqueólogos planean cavar más este verano para saber cuántos restos más hay debajo de la plaza. Carver dice que parecen ser "pocos miles".
Y es posible que los dientes no revelen todos sus secretos. Expertos en ADN antiguo de la Universidad McMaster en Canadá trabajan para reproducir el genoma de la plaga encontrado en los dientes, con el fin de conocer más sobre la enfermedad, que todavía afecta a miles de personas al año en todo el mundo. La mayoría de los pacientes se recuperan si los tratan a tiempo con antibióticos.
Los científicos quieren saber si la enfermedad del siglo XIV es la misma cepa de la enfermedad de hoy, o si la cepa ha evolucionado. El estudio del ADN de los dientes de otros esqueletos descubiertos en los años 1980 en otro cementerio de víctimas de la peste en Londres sugiere que la cepa no ha cambiado, pero todavía no se ha podido probar científicamente.
Brendan Wren, profesor de Biología Molecular de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, dijo que la nueva información pudiera ayudar a los científicos "a comprender cómo el bacilo de la plaga y otros similares, se hicieron tan virulentos para los humanos". "Es información útil que pudiera advertir y evitar epidemias y pandemias potenciales", finalizó.
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