Eva Yerbabuena trae la pasión del flamenco a Santiago a Mil
La bailaora española es una de las estrellas del género en su país. De visita por tercera vez, presenta Lluvia, su última pieza, hoy y mañana en el Teatro Municipal.
Sólo tenía 11 años cuando Eva Garrido supo que el destino de su vida sería la danza. Una tía, hermana de su madre, le incentivó desde niña sus ganas de bailar y cuando ésta falleció, la familia asumió el consejo como un presagio que debía cumplirse. Así fue: la española adoptó el apodo de Eva Yerbabuena, inspirado en el legendario cantaor granadino Frasquito Yerbabuena, y se consagró al flamenco.
Hoy, con 40 años, la bailaora se ha convertido en una de las estrellas más importantes del género en su país. A la cabeza de su propia compañía, que ya lleva una década sobre las tablas, Eva es elogiada por la crítica por su estilo apasionado, sus movimientos contundentes y vibrantes que desafían la gravedad. Invitada por el Festival Santiago a Mil, la española llega a Chile, por tercera vez, para mostrar su nuevo montaje: Lluvia, hoy y mañana en el Teatro Municipal, a las 20 horas (precios entre $ 3.000 y $ 45.000).
"Lluvia es una reflexión sobre la melancolía y el desamor. La historia de alguien que quiere, pero no puede y el sufrimiento que hay tras eso. Es un torrente de emociones muy fuertes, que ha gustado quizás porque es el resultado del fiato que tenemos como compañía", dice la bailaora recién llegada al país.
Para el montaje, la bailaora visitó con su compañía un centro de personas no oyentes en Sevilla, donde aprendió el lenguaje de señas, experiencia que también incorporó como elemento coreográfico.
Lluvia se presentará, además, gratis en Talca este jueves, a las 20.30 horas, en el Teatro Regional del Maule. Mientras que el viernes, la compañía mostrará en el Hemiciclo del Teatro Municipal de Iquique, a las 21 horas, Eva, la obra que la catapultó a la fama en la Bienal de Sevilla 1998.
LA ENSEÑANZA DE PINA
Nacida en Frankfurt en 1970, pero criada en Granada, Yerbabuena dio el salto a la danza profesional en 1985 cuando se integró a la compañía de Rafael Aguilar. En esa época, para la bailaora todo giraba en torno al flamenco, hasta que en 1999 tuvo un encuentro revelador. Invitada a participar en un festival de danza en Alemania, Yerbabuena conoció a Pina Bausch, con la que estableció una gran amistad. "Llegué a Santiago y lo primero que hice fue ver la última obra de Pina. No fue fácil. Al final del espectáculo, te quedas esperándola para los aplausos y caes en la cuenta de que ya no está. Fue una noche dura para mí. Yo admiraba la verdad y honestidad con la que trabajaba, era una gran bailarina", cuenta sobre el montaje de Bausch que se presentó el sábado.
A través de la coreógrafa alemana, Yerbabuena conoció el mundo de la danza clásica y contemporánea, géneros que luego integró a su trabajo y que se transformaron en el sello de sus obras. Esta mixtura de estilos también se podrá ver en Lluvia, donde la bailaora rescata sonidos antiguos del flamenco: milongas, alegrías, soleás y tanguillos, se unen con precisión en la música original compuesta por Paco Jarana, pareja de Yerbabuena y cofundador de la compañía, compuesta además por bailarines, cantantes y músicos.
Aunque tiene siete piezas en su repertorio y participaciones en el cine (en 2001 estuvo en el filme Hotel, con John Malkovich y Salma Hayek), Yerbabuena aún se siente una novata. "Acabo de empezar. La trayectoria sirve, pero nunca se deja de aprender", dice, segura de que la improvisación, otro de sus fuertes, es fundamental para el desarrollo de una buena coreografía. "Lo que me cautivó del flamenco desde el primer día es que puedes montar la misma obra, pero nunca es igual. Hay movimientos que surgen en escena que nunca se recuperan. Son momentos mágicos", concluye.
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