El fiel hincha de Naval que ni con tanque de oxígeno abandona el estadio

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Misael Muñoz sufre fibrosis pulmonar desde 2008 y depende de tal implemento para realizar su vida normal. Pese a su condición, no deja de ir así a la cancha a ver a Naval de Talcahuano. "Ir al estadio me revive", comenta.




Tarde de fútbol en Talcahuano. Una más. Naval empata sin goles ante Colchagua. Es un partido deslucido y de pocas llegadas. Aquello, causa molestia en parte de la exigente hinchada en la tribuna oficial. "Están muy desordenados", grita vuelto loco un fanático, como si Naval jugara la final del mundo. A pocos metros, un señor mira pacíficamente el choque. Casi como si observara un partido de tenis, no emitiendo mayores señales de lo que le parece el juego. Es Misael Muñoz que, con 57 años, acompañado por un vistoso tanque de oxígeno y junto a su pequeño hijo Joaquín, de 11 años, vive igual el partido como si estuviese en el living de su casa.

"Vengo a todos los partidos de Naval. Desde los 7 años que soy socio del club. Los que somos del fútbol, le damos hasta más no poder", cuenta orgulloso Misael, a quien en 2008 se le detectó fibrosos pulmonar, razón por la cual utiliza el tanque de oxígeno. "Es un tratamiento demasiado complicado. En la casa lo enchufo y tengo otro portátil en el auto. Tengo suerte de contar con todos los implementos, hay gente que no puede", señala.

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Misael pide disculpas cuando, en medio de la conversación y sin dejar de mirar el partido, saca de su bolso y chupa un pequeño trozo de jengibre. "Me ayuda y despeja", aclara, agregando que "es una enfermedad difícil. Me dio por resfríos mal cuidados, cigarro y porfiado. Un montón de cosas. Debo andar siempre despacito y con calma. Cuando llueve tengo que estar encerrado dos o tres días y no puedo venir al estadio, pero sigo a Naval por radio". Se ríe, además, al contar que "a veces salimos escondidos de la casa. Este es el panorama de la semana con mi hijo, nos preparamos".

Trata de no emocionarse y mantenerse firme, mientras su hijo está fiel a su lado con una mirada cómplice. Toma agua de vez en cuando y agradece a carabineros que le permite ingresar su botella de agua al estadio. "Me da lo mismo tener este tanque de oxígeno para venir al estadio. Impedimentos no hay, uno se hace las ganas. Hay personas que se echan a morir por todo. Yo no soy así, le doy hasta el final", dice con una gran sonrisa Misael. Y como no. Naval ganó1-0 y rompió una racha de tres partidos sin ganar. Su hijo Joaquín lo abraza, el "Ancla" ganó y él es feliz.

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