Francia moviliza a 88 mil efectivos para atrapar a los autores del ataque contra Charlie Hebdo
Los sospechosos tienen un largo prontuario terrorista. Uno de ellos figuraba en los radares de la inteligencia francesa.
Al final del pálido pasaje Verte, apenas a unos 150 metros de las oficinas del periódico francés Charlie Hebdo, las flores se acumulan bajo la lluvia. Desde la noche del miércoles no paran de llegar personas que, conmovidas por el ataque que dejó 12 muertos y una docena de heridos, han decidido expresar su solidaridad con alguna rosa blanca, cartas y varios letreros. Una de ellas es una joven mujer que se instala en silencio frente al altar improvisado y lanza burbujas de jabón. Una despedida sencilla, pero cargada de emotividad en un día especialmente gris y de luto nacional.
En esa misma esquina se encuentra Martin Boudot, uno de los periodistas de Premières Lignes, la productora de televisión que comparte piso con Charlie Hebdo, y quien fue testigo del ataque. La emoción es evidente en el rostro de Boudot, quien se cruzaba a diario con sus vecinos asesinados. "Escuchamos sobre todo los tiros y gritos. Duró mucho, al menos unos cinco minutos al interior de las oficinas. Nosotros estábamos confundidos, no sabíamos qué pasó, ni qué hacer. Subí hasta el tercer piso y en ese momento grabé el video del minuto en que ellos salen", cuenta Boudot.
El periodista relata que su equipo fue advertido por un colega que se percató que dos hombres ingresaban al inmueble cargando kalashnikov, justo en el momento en que se dirigía a fumar. En medio de la confusión y el espanto, subió hasta el segundo piso y logró cerrar las puertas de las oficinas de Premiéres Lignes y llamar a la policía.
Según el periodista, los atacantes llegaron hasta la redacción donde cada miércoles a las 10 horas se reunía el equipo editorial y sus colaboradores. Allí pidieron a su director, Stéphane Charbonnier, conocido como Charb, que se identificara y procedieron a asesinarlo. Luego de eso la masacre continuó contra los otros miembros del equipo.
LARGA PERSECUCIÓN
Cuando Boudot llegó al lugar, observó espantado cuerpos separados: a la izquierda se encontraban los fallecidos y a la derecha, los heridos.
Luego comenzó una violenta carrera, en el Citroën negro robado, por medio del Boulevard Richard Lenoir, una céntrica avenida en el corazón de París, que conecta sitios tan históricos como la Bastilla, símbolo de la república francesa.
Según los registros policiales, los atacantes se dirigieron hacia el norte de París, pasando por la Plaza Coloniel Fabien y abandonaron el automóvil en la calle Meaux. Ahí robaron otro auto en dirección Porte de Pantin, una de las salidas de la ciudad. Aunque nueve personas se encontraban detenidas mientras se investiga su relación con los hechos, la policía francesa mantenía un plan de acción con el despliegue de 88 mil efectivos en varias regiones de Francia. La última pista policial indicaba que los hermanos Said (34) y Cherif (32) Kouachi, principales sospechosos, hicieron un parada en una estación de gasolina en el departamento de Aisne, Picardi, a menos de 100 kilómetros de París.
Cherif ya figuraba en la lista de los servicios de inteligencia francés. Sin embargo, el primer ministro francés Manuel Valls, aseguró que "no existe algo así como el riesgo cero". Entre los detenidos, se encuentra Hamid Murad, de 18 años, cuñado de los hermanos Kouachi y quien se entregó en la estación policial de Charleville-Mezieres tras ver su nombre en las redes sociales. Según testigos, Murad se encontraba a esa hora sentado en su banco de escuela en una clase de historia.
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